🦋Capítulo 57

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~Mariana~

No creo que sea buena idea. Pero nadie me escucha.

—No quiero.

—Sos una mentirosa enana, es obvio que querés ir.

—Vos aún estás con el efecto del coma, no estás apto para opinar.

—«Vos aún estás con el efecto del coma, no estás apto para opinar» —repite en tono burlón—. Buscate una mejor excusa.

—No es una excusa.

—Claro que lo es.

—Papá, ¿vos también? —se encoge de hombros, actuando con inocencia. Giro los ojos— Ya les dije, no es momento para ir. ¿Okey?

Estos dos juntos son un grano en el culo. Parecen dos niños. Desde que mantuvieron su conversación (de la cual no sé qué se habrán dicho, ninguno me ha querido contar, y yo no he insistido), parecen más cercanos, más compinches. Y están de acuerdo en todo, yo soy la única que piensa con raciocinio.

—Mariana, es solo un partido.

—Por eso, papá.

—Hasta donde tengo entendido, Lucas era tu novio, ¿no? ¿Por qué no querrías ir al partido de tu novio?

—Ya no son más novios —le responde mi padre, adelantándose a mi respuesta.

—¿Por?

—Ni idea. Mar no es muy comunicativa cuando quiere —suspira—. Yo no sé la razón, lo que sí te puedo asegurar, es que es el mejor yerno que he tenido. Lástima que terminaron.

—Parece buen chico.

—Pienso lo mismo.

—¿Pueden dejar de hablar como si yo no estuviera acá?, por favor. No me ayudan así.

Les doy la espalda, ignorando sus miradas curiosas. Me recuesto contra la ventana, observando a las personas caminar por la vereda de enfrente, algunos pasean a sus perros, otros trotan, y una mujer bastante mayor, barre las hojas secas que se encuentran en la entrada de su casa. ¿Qué será de la vida de esas personas? ¿Serán felices? ¿Sabrán que no todo es para siempre, y que la felicidad se les puede acabar en un pestañeo? ¿Cómo lidiarán con la muerte?, ¿harán chistes sobre ella?, ¿o será tabú? ¿Habrán conocido el amor? ¿Fueron amadas alguna vez?

¿Volverían a vivir algo que en su momento les causó dolor?

Eso es lo que ni mi padre ni mi hermano entienden. Ir a ese partido, al cual Lucas me invitó hace dos días, sería revivir el último al que fui. En donde rompieron mis ilusiones, donde me destruyeron el corazón.

Pude pisar aquella cancha, pero no sé si podré asistir al juego, no sé si sea lo mejor. Y sí, lo único que hago es poner excusas. Pero es entendible, ¿no? Tengo temor a revivir todo de nuevo. Me da miedo volver a sentirme vacía, perdida. Y eso es lo que podría sentir al ir al dichoso juego. Pero... eso no es todo. De hecho, todo lo que acabo de decir, sigue siendo un motivo para no ir, pero no deja de ser una excusa para no aceptar la verdadera razón: me da pavor ser consciente de que mi temor puede llegar a ser real.

—Mi angelito, nosotros no te queremos presionar, ni mucho menos pretendemos inmiscuirnos en tu vida, y tus decisiones. Solo... Creemos que es lo que querés hacer, pero te da miedo.

—Es que me da miedo, papá —me vuelvo hacia ellos, con la espalda contra la ventana. Diego mantiene la mirada en mí, mientras batalla para poder comer con una sola mano la comida que mi padre le trajo a escondidas, ya que la del hospital no la pudo ni comer. Samuel, desde el sofá, me incita a que continúe, con un levantamiento de cejas—. Tengo miedo de que todo lo que pasé en ese lugar, se repita.

🦋Perfectamente Imperfectos🦋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora