🦋Capítulo 40

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~Lucas~

Me sudan las manos. Demasiado. La seguridad que tenía hace tan solo minutos, ahora se encuentra desaparecida. ¿Y si fallo?

No quiero fallar.

No puedo fallar, y no por mí, no quiero fallar por mi equipo. Ellos me dieron esta oportunidad, no puedo defraudarlos.

Bruno, Federico y los chicos, calientan. Yo hago lo mismo, pero con los nervios a flor de piel. Aún faltan unos minutos, pero mi cabeza no deja de presentarme las peores situaciones.

Suspiro, soltando, o intentando soltar los nervios.

Con los ojos la busco. Sé que está.

Yo no quería que viniera, aún no me siento preparado para que ella me vea jugar. Ya lo hizo dos veces, sin embargo, en esos momentos no sentía el peso que siento ahora. Mariana está acá, y me verá jugar. Quiero dar todo de mí, demostrarle que yo puedo con esto y con más. Pero no sé si pueda, porque no puedo hacer que ella crea eso de mí si yo no lo creo antes.

La veo a la distancia, sentada junto a mis padres, Amaia, Valentina, Tomás, Melissa, los padres de Bruno y la familia de Federico. Vinieron todos, genial. Ellos están entre los familiares de mis compañeros.

Los familiares y amigos del equipo contrario están del otro lado, enfrentados.

No quiero sonar egoísta, ni desagradecido, pero no me interesa la presencia de muchos de ellos, solo me importa que estén mis padres, Ami y mi novia.

Es extraño verla sonreír, aunque ahora lo hace con más frecuencia, no obstante, podría acostarme con mucha facilidad a ello. Hoy tiene una sonrisa deslumbrante, una que llama no solo mi atención, también la de cada chico que está a su alrededor. Y no me molesta que esos chicos la miren (siempre y cuando no la incomoden ni le falten el respeto, obvio), porque si yo fuera ellos, también me quedaría embobado por su luz y belleza. De hecho, no puedo despegar mis ojos de ella hasta que Federico toca mi hombro, llamando mi atención.

Al apartar mis ojos de mi pitufo gruñón, veo que mi amigo luce nervioso e inquieto, con los ojos fijos en las gradas.

¿Qué le pasa?

—¿Estás bien? ¿Ocurre algo?

No me responde con palabras, tan solo me indica con la cabeza hacia donde está mirando.

Ojalá no lo hubiera hecho.



~Mariana~

Hay demasiadas personas. Nunca había estado rodeada de tantas, es algo nuevo para mí. Pese a eso, no es algo que me moleste, no hoy. Este día le pertenece única y exclusivamente a Lucas, Fede y Bruno.

Ellos se prepararon mucho para este juego, se merecen ganar. Si bien no hay muchas personas (los que estamos acá es porque tenemos lazos con los jugadores), las hinchadas vitorean a sus jugadores, mientras ellos se concentran en calentar.

Valentina, junto a los hermanitos de Fede, gritan emocionados, algo que me hace reír. Sobre mi falda tengo sentado a Leo, que no para de cantar, mientras juega con mis manos.

Sé dónde está Lucas, he estado varios minutos con la mirada puesta en él, hasta que Leo me empezó a contar cosas sobre su vida. Como que a él también le gusta el fútbol, o que cuando sea grande, quiere ser como su hermano mayor. Esas palabras me enternecieron. Sentí tan bonito que dijera eso de Fede, que poco me faltó para echarme a llorar ahí mismo. Y es que lo entiendo, Federico es de lo que no hay. Es esa persona que siempre se siente, que su presencia no pasa desapercibido, porque su luz propia encandila todo. Él brilla por su bondad, por su empatía.

🦋Perfectamente Imperfectos🦋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora