🦋Capítulo 44

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~Lucas~

—No es lo que parece —el nerviosismo es evidente en mi voz.

—¿Seguro? Porque parece que te estabas besando con Melissa.

—O sea, sí. Pero no es tan así, te lo juro, Federico.

—A mí no me jures nada, que en todo caso a la que acabás de traicionar es a Mariana. No a mí.

Toma del brazo a Bruno, el cual se había mantenido al margen, la sorpresa no lo dejaba hacer otra cosa que mantenerse con la boca abierta, y lo arrastra hasta sacarlo de la casa. Daniela se fue hace varios minutos, por lo que me quedo solo con Melissa.

—Perdón... Yo no...

—Ahora no, Mel. Vamos, te llevo a tu casa.

No quiero escuchar sus disculpas en este momento, mi cabeza solo puede pensar en la cagada que me acabo de mandar.

El camino a su casa lo realizamos en un silencio ensordecedor, que permite a mi cabeza atormentarme. Minutos después de dejar a Melissa, llego a mi casa, y haciendo el mínimo ruido posible, subo a mi habitación. La culpa me carcome, no quiero hacerle daño a mi pitufo, yo la amo. Es muy importante para mí.

Antes de acostarme, recuerdo el mensaje que nunca vi. En cuanto enciendo el celular, el peso en mi pecho aumenta.

Pitufo gruñón: Qué dramático, jajaja. Te quiero, Lucas. Buenas noches ❤️ [04:30]

Ese «Te quiero» duele más de lo que jamás hubiera pensado, ella no es de decir esas dos palabras, por lo que sé que le costó escribirlas, pero que si lo hizo es porque realmente las siente.

La puerta se abre, y por ella aparece mi madre. Luce adormilada, pero en cuanto repara en mi rostro, se despabila.

—¿Por qué estás llorando, mi cielo?

—La cagué, mamá. Se me fue todo a la mierda —el llanto no me deja hablar, se me corta la voz. Camina hacia mí, con la preocupación latente en su rostro, para luego envolverme en un abrazo que nunca creí necesitar tanto.

—¿Qué pasó, Lu?

Sorbo por la nariz, mientras paso la mano por mi rostro, borrando la lágrima gruesa que bajaba por mi mejilla.

—Lo arruiné todo. Y sé que voy a lastimar a Mariana. Soy un imbécil.

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~Mariana~

Ahora entiendo que no se puede todo en la vida. Y lo entiendo porque gracias a que mi relación con Samuel va mejorando, la relación entre madre e hija, y la de hermanos, va en picada.

A pesar de que hace tiempo ya no me molesto en agradarle a Carla, me hiere que sea tan poco empática conmigo. Me duele que me odie tanto como para haberme echado de casa, y lo peor no es eso, lo que más me lastimó es que Diego no dijo nada, se quedó callado, y aceptó tanto que me insultara como que me echara. De mi propia casa. Mi hermano cumplió con su palabra, él me dijo que si seguía teniendo contacto con Samuel, ya no podría contar con él, solo que yo no dí esas palabras como reales, creí que eran a causa del enojo momentáneo, pero no. Hablaba en serio. Muy en serio.

Lucas me ofreció nuevamente su casa, mas no lo acepté, no quiero ser una invasora nuevamente. No me gusta esa sensación. Valentina (he vuelto a hablar con ella, hasta nos vimos, las dos solas, y estuvimos hablando por horas) y los chicos también se ofrecieron a dejarme pasar unos días en sus casas, pero de igual forma me negué. Arturo, con quien no estoy cien por ciento mejor, pero que vamos mejorando, quiso hablar con Diego y Carla, pero junto a su hija y Fede lo detuvimos, lo único que ganaríamos con eso, es que las cosas se pusieran peor.

🦋Perfectamente Imperfectos🦋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora