»Extra 3: Ella siempre llega«

207 19 5
                                    

~Mariana~

Jamás creí que haría algo así, sin embargo, Simón (mi antiguo psicólogo, y ahora amigo) tenía razón, se siente liberador. Pese a eso, el proceso fue extremadamente doloroso, casi inaguantable. No obstante, sé que esto es por mi bien, por la tranquilidad de mi mente. Por la niña que ellos destruyeron. Por el adolescente al cual lo hicieron convertirse en adulto de sopetón. Por todos los traumas que me dejaron.

Fue tortuoso hacer la denuncia, pero sobre todo, declarar. Dar detalles de lo ocurrido. Rememorar el daño que me produjo. Que me produjeron.

Siendo honesta, si ahora estoy de pie, con una sentencia a mi favor, es todo gracias a mi abogada, y a mi familia. Sin ellos, yo ya estaría en mi cama, echándome a llorar. Es por ellos que ahora estoy frente a mi agresor, y de quien lo mandó, con una sentencia de arresto contra ambos.

Lo que más me jodió, fue descubrir la verdad.

Nada fue casualidad. Nada de lo ocurrido aquella noche, ocurrió por suerte. Todo fue planeado. Todo fue fríamente calculado.

Claro, salvo el hecho de que cuatro adolescentes llegaran antes de tiempo.

Aún estoy procesando todo lo declarado por parte del hombre que arruinó mi infancia. Y sí, tiene nombre: Julián Romano. Toda mi vida desconocí cómo se llamaba. Solo conocía su olor, su rostro. Y ahora, años más tarde, lo conozco. Es una forma de sentir que él no era solamente un recuerdo doloroso, un trauma, una cicatriz.

Es una persona.

Alguien que tomó la decisión de herir a una niña, indefensa, por el simple hecho de recibir dinero a cambio.

No sé ni cómo explicar lo que sintió mi corazón al escuchar sus palabras. Lo que sentí al descubrir que viví con el enemigo en casa por mucho tiempo. Porque sí, quien tejió los hilos de mi tormento, fue Carla. Ella fue quien contrató a un hombre necesitado de dinero (que tenía problemas de alcohol) para que abusara de su propia hija, y de esa forma, arruinarla por completo. Ella fue quien le pagó a un hombre para que dejara de sentirme segura en mi propia casa. Ella fue quien apretó el gatillo que me mató por dentro poco a poco.

Casi se me sale el corazón por la boca cuando se develó todo. Casi me derrumbo en ese instante. Casi pierdo mi seguridad. Sin embargo, allí estaba Lucas. Estaba mi padre. Mi hermano de la vida. Mis amigos. Estaban todos los que me acompañaron en el proceso de sanación. Ellos no me dejaron hundirme. Me sostuvieron, me contuvieron, y me dieron fuerzas para seguir.

Ahora, que ya todo está dicho, y que la verdad salió a la luz, no sé cómo... no sé cómo seguir. No sé cómo actuar.

No sé cómo la mujer que me dio la vida, me pudo quitar la paz. ¿Tanto se puede odiar a un ser indefenso como para tomarla con tanta saña contra él? ¿Tanto era su odio contra mí? ¿Todo por el amor que no le dio mi padre, en serio? Yo no tenía la culpa.

¿Habrá sentido culpa en algún momento de su vida? ¿Se habrá arrepentido por lo menos por dos segundos? ¿Cómo carga con su conciencia?

Mi mente va de una pregunta a la otra. Sin poder siquiera analizar mi alrededor. No obstante, eso cambia al sentir una mano sobre mi hombro. Tan pronto me vuelvo hacia allí, el rostro de Fede me dedica una mirada llena de preocupación.

-Bonita, ¿te parece si salimos?

No soy capaz de hacer otra cosa que no sea asentir. Nos movemos, esquivando a quienes se encuentran en el medio del camino. Una vez que estamos fuera, una brisa suave logra que mis músculos se destensen. Ni siquiera sabía que estaban tensos. Inhalo aire, y luego lo suelto, en un suspiro lento. Los últimos días han sido los más difíciles, sin embargo, la recompensa es lo que ahora importa. Y aunque muchos pensarán que esto es una clase de venganza, no lo es. Esto tan solo es lo que ellos se merecían. Lo que ellos se buscaron.

🦋Perfectamente Imperfectos🦋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora