🦋Perfectamente Imperfectos🦋

🦋Capítulo 24

~Mariana~

Luego de nuestra charla, retomamos la clase de matemáticas. Al inicio, a Lucas le costó hablar, su voz salía entrecortada y baja. Sin embargo, luego de beberse de un solo trago su bebida, continúo como si nada hubiese ocurrido. Sigo sin entender los signos, pero no creí que fuera un buen momento para decírselo, me sentía (siento) bastante mal por haber desatado sus lágrimas. Una vez que terminamos con el repaso de los temas que se me dificultan, subió a su habitación para tomar sus documentos, y emprendimos nuestro camino. Opté por dejar la mochila con mis pertenencias (menos mi identificación) en su casa, para no cargar con ella toda la noche.

El recorrido hacia la fiesta, lo realizamos en un silencio agradable, cómodo, acogedor. No necesitamos decir nada. Su mano caliente rodea la mía. Tras varios minutos caminando (según él, es lindo caminar por la noche. Yo no estoy tan de acuerdo con eso, a mí lo único que me genera, es miedo. No obstante, no es algo que me esté sucediendo en este momento), ante nuestros ojos, aparece una casa llena de jóvenes por todas partes. Es una casa sencilla, pero bonita. En cuanto ingresamos, el olor a alcohol inunda mis fosas nasales, junto con el olor a cigarro y marihuana. Me estoy arrepintiendo de haber venido.

Mis pulsaciones se aceleran, mi estomago se revuelve, y siento que mi nuca y frente empiezan a sudar. Aprieto mi agarre en la mano de Lucas, inconscientemente. Apenas se percata de mi incomodidad al sentir otros cuerpos rozando el mío, me toma de la cintura, y se coloca detrás de mí, rodeándome con los brazos. Nos guía a la cocina.

La sensación de incomodidad aún está en mí, aún así, en sus brazos, me siento segura, protegida. Me siento en casa. Es como si volviese a ser esa niña de seis años, que se refugiaba en las cuatro paredes de su cuarto cuando su madre comenzaba a gritar. Es como si volviese a ser yo. Qué loco que una persona a la que casi no conozco, me haga sentir todo esto.

Tan pronto ingresamos a la cocina, nos encontramos a tres chicos riendo como focas epilépticas. Okay, creo que necesitan ir con un doctor. El primero en percatarse de nuestra presencia, es un chico rubio, de la misma altura que Lucas, ojos miel y tez tan blanca como la mía. Su cara está invadida por las pecas. Y su risa, es la que más se hace escuchar, es el líder de las focas. 

En el momento en que sus ojos conectan con los de Lucas (que no me ha soltado en ningún momento. aún siento su pecho contra mi espalda, y sus brazos alrededor de mí), una sonrisa sincera surca su rostro. Mientras él camina hacia nosotros, los otros se instalan en una conversación inaudible, la música no me permite descifrar sus palabras. Así de silenciosas eran sus risas (nótese el sarcasmo).

Tiene un caminar pausado, seguro, como si el mundo estuviese a sus pies.

—¡Por fin! Pensé que te habías arrepentido —su voz es rasposa, pero tranquila. Cuando está frente a nosotros, Lucas me libera para poder fundirse en un abrazo.

—Perdón, es que se nos presentó un pequeño percance —responde al terminar su abrazo. El percance fue que estuvo llorando en mis brazos, pero eso se lo guarda. El chico frente a nosotros frunce el ceño.

—¿Se les presentó...? —creo que no se había percatado que existo. Normal, a mi madre le pasa todos los días. Sus ojos pasan de su amigo a mí apenas Lucas me rodea la cintura con un brazo— Ah... Ahora entiendo todo —sonríe ampliamente. Cuando estoy tentada a decirle que no es lo que piensa, él me sorprende con un abrazo. Okay, no me lo esperaba—. Hola, bonita, yo soy Fede, ¿vos?

Se presenta una vez que me suelta. No puedo hablar, su efusividad me dejó en estado de shock. Muy pocas personas me han abrazado, y no esperaba que un desconocido hiciera algo semejante el día de hoy. ¿Cómo puede abrazar a las personas como si nada? No entiendo con la facilidad que las personas abrazan, o dicen «te quiero». Esas cosas son muy importantes, y no son para hacer y decir a la ligera. Dar un abrazo, o decir «te quiero», es dejar que otra persona conozca un lado de vos. Es permitir que alguien entre a tu vida. Es dejar que otros conozcan tus sentimientos.