🦋Capítulo 18

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~Mariana~

La música a todo volumen llega a mis oídos, retumbando en mi cabeza, ya puedo presentir el dolor que me carcomerá mañana. Los adolescentes bailan en el centro de la sala, mientras los adultos se encuentran en el balcón de la segunda planta (para no incomodarnos). Val no ha parado de bailar en toda la noche. Lo hace rodeada de sus primos, y de alguna que otra conocida del barrio.

No soy de fiestas, ni de aglomeración de personas, ni de hablar con las personas. Es muy antisocial de mi parte hacer, y decir eso, pero es la verdad, no lo niego. Observo todo desde una distancia prudente, de hecho, parece que estoy escondida. Y siendo franca, prefiero ver que hacer.

Eso sonó mal.

No sonó mal, vos lo malpensaste. Me refería a bailar, prefiero ver, que hacerlo.

Y si no sonó mal, ¿por qué lo aclarás?

Porque... Porque sí. Porque quiero y puedo.

Valentina, que hasta hace unas horas seguía decaída, cuando llegaron sus primos, tíos y abuelos (por parte de madre, ya que jamás conoció a su familia por parte de mi padrino), se animó. A decir verdad, parecía que nunca hubiera estado desanimada. Fue muy rápido su cambio de ánimo, por lo que no le creo. No digo que no esté feliz de ver a su familia, mas está extraña. Ella siempre es un manojo de emociones. Siempre, o la mayor parte del tiempo, tiene una sonrisa en el rostro, una real. Estas sonrisas no son reales. Y aunque lo intente ocultar, conmigo no lo logra.

Ella baila como toda una profesional, y tiene sentido si desde los cuatro estudia baile. Sus caderas siguen el ritmo de la música, sus brazos se alzan, su espalda choca contra el pecho de... ¿Qué...? ¿Qué mierda hace cara de chimpancé acá? ¿Bailando con Val? ¿Por qué ella baila con él? ¿Por qué lo invitó?

—Parece que a tu amiga no le afectó tanto.

Pego un salto al escuchar su voz. Casi se me sale el corazón por la boca. A este, ¿quién le enseñó a caminar sin siquiera hacer un mínimo de ruido? ¿Las tortugas ninjas?

Bruno llegó minutos después de que Lucas volviera con su vaso de Coca-Cola (¿es mi imaginación, o ese chico tiene una obsesión con esa bebida? Debería revisarse los riñones). Cuando lo vi me sorprendí, no lo esperaba, pensé que después de la discusión que tuvo con mi mejor amiga, ella le habría retirado la invitación. Pero no. Toda la noche lo he visto observando a mi amiga, esperando los momentos en los que está sola, para acercarse. Pero tiene menos suerte que yo. Ella no se separó en ningún momento de sus primos, y cuando lo hacía, Bruno caminaba hacia ella, pero ella caminaba hacia el otro extremo, lo esquiva.

Y ahora, me percato de que el estúpido de su ex está acá, el cara de chimpancé. No sé qué esté pasando con Valentina, pero está actuando muy raro.

Bruno camina hasta detenerse a mi lado. Lo miro, pero él a mí no, está muy concentrado taladrando con la mirada al chimpancé. Y lo comprendo, yo hasta hace dos segundos, estaba haciendo lo mismo.

—¿Qué le hiciste, Bruno? ¿Por qué ella ayer te habló de ese modo? —él gira su cabeza para, por fin, mirarme. Frunce el ceño.

Ella nunca ha tratado tan mal a alguien como a él, y eso me dejó más que desconcertada. Val sería la persona con corazoncitos, flores, estrellitas, arcoíris y todas esas mierdas, normalmente la que trata mal a las personas, soy yo, no ella.

—¿No te lo contó? —parece sorprendido, confundido.

—O sea que, sí le hiciste algo.

—No..., bueno, sí. Pero no fue queriendo.

🦋Perfectamente Imperfectos🦋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora