Capítulo 3

951 103 20
                                    

    -Oh, gracias por esperarme agente, que caballero.- le digo irónica cuando llegué hasta él pero no me responde, solo bufa como un animal y saca de su bolsillo una llave para abrir la habitación.

     Al ingresar me encuentro con un enorme almacén repleto de cajas con los expedientes de los casos más importantes de Interpol, puedo reconocer varios nombres y es como entrar en una juguetería, he seguido muchos de estos casos a la distancia y moriría por ver los detalles de las investigaciones y el paso a paso de cada uno de ellos. A medida que recorro los pasillos, mi fascinación va en aumento.


     ~Pagaría cualquier precio por la posibilidad de pasar un par de horas encerrada en este lugar...~ pienso.

     -No creo que tenga algo que pueda ser de interés para cualquiera que posea libre acceso al depósito de evidencias.- la grave voz de Taylor en un espacio cerrado y con tan poca iluminación como este sumado a sentir sus ojos recorriendo mi figura y levantando una ceja como si no fuera de su interés hace que algo tiemble un poco en mi interior, más allá del susto que me dio por ser consciente que pensé en voz alta.

     -Solo fue un pensamiento, y no me vendería en ese sentido ni en ningún otro agente, no se confunda.- le digo restándole interés al tono déspota que ha utilizado para fastidiarme.


     ~Creo que ya me estoy haciendo una idea del temperamento de este hombre, debe creer que soy una arrogante y engreída mujer que se cree superior al resto, no me afecta que intente convencerse de que no soy atractiva, no tengo forma de conocer sus gustos con respecto a las mujeres pero conozco bien mi atractivo y una mujer segura de sí misma llama la atención de los hombres. Pero con éste en particular creo que prefiero que no nos llevemos nada bien porque con lo atractivo que es si hubiera química entre nosotros sería sumamente peligroso para nuestro trabajo.~

     -Aquí está el archivo del caso Malkov.- señala el estante dónde se encuentra la caja sacándome de mis pensamientos y reaccioné de que me está mirando detenidamente como intentando saber en qué pienso.

     -Bueno, permítame tomarla.- digo cuando veo que no se mueve y me paro delante de él para alcanzarla ya que está unos estantes por encima de mi cabeza, pero cuando estiro mis brazos, él da un paso hacia adelante.

     Casi puedo sentir el calor de su pecho en mi espalda incluso con toda la ropa que llevamos puesta y eso tira a la mierda mi creencia de que no hay química entre nosotros porque es técnicamente imposible que pueda sentir el calor de su cuerpo o su suave respiración erizando el vello de mi nuca, lo que sí es real, es el intenso y varonil perfume que llega a mis sentidos para hacer que mis hormonas se alteren y el aire cueste llenar mis pulmones...

     De inmediato me hago a un lado alejándome de él para que no note la reacción de mi cuerpo a su cercanía y parece no notar nada raro o es muy bueno ocultando sus emociones, tal vez sea solo yo quien se ve levemente afectada por este imponente hombre.

     -¿Dónde prefiere que comencemos a trabajar?- dice tomando la caja y girando en mi dirección.

     -Creo que momentáneamente dónde me sentiré más cómoda será mi apartamento, tiene una buena sala donde podré desplegar todos los documentos y ya lo he revisado en detalle no me sentiré espiada, salvo por usted, claro.- digo y por la expresión de su mirada creo que puede llegar a malinterpretar que lo esté invitando a mi apartamento. -Si es que no le supone un problema, no crea que tengo intención alguna de aprovecharme yo de usted señor, le prometo que será solo trabajo.- le aclaré con una sonrisa intentando parecer inocente.

El diario de NikholayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora