1 de Diciembre 2003
-¿Detective Petrova?- la voz de un muchacho llama mi atención de los papeles que me tenían completamente concentrada.
-Sí.- respondí levantando el rostro para encontrarme con un joven cartero que me sonríe tímido como si fuera su maestra de preescolar.
Me quedo por unos segundos mirándolo a la espera de que diga qué es lo que necesita o que me entregue el sobre que lleva en sus manos, pero parece estar hipnotizado porque no se mueve ni despega sus ojos de mi rostro, y no es hasta que me quité las gafas de leer y le levanté una ceja en clara expresión interrogativa, que sale del trance y se disculpa nervioso.
-Eh... Lo siento, esto es para usted. Necesito que me firme aquí por favor.- dice entregándome el sobre y una planilla para que firme que lo he recibido en mano.
-Muchas gracias Max.- le digo antes de volver a centrar mi atención en lo que me acaba de llegar. Pero él me vuelve a distraer cuando habla sorprendido.
-Sa... ¿Sabe mi nombre?- tartamudea al hablar como si no se pudiera creer lo que escuchó.
-Supongo que lo sé si la chaqueta que llevas con el nombre grabado es la tuya, de lo contrario te estarías haciendo pasar por alguien más.- le digo sin despegar mis ojos del sobre que muero por abrir, pero necesito que este chico me deje sola en mi despacho para poder hacerlo.
-Ah... Si, claro. Es mi chaqueta, lo siento. Cualquier cosa que necesite puede llamar al servicio de correspondencia y preguntar por Max, la ayudaré en lo que sea.- dice y sin poder creer lo que escuché levanté la vista sorprendida para ver que me mira con sus mejillas sonrojadas.
~Dios, estoy segura de que si me pusiera a hacer cuentas, este muchacho podría llegar a ser mi hijo. No es que yo sea tan vieja ni él tan joven, pero con casi 30 años, tranquilamente podría haberlo tenido a mis 15 y esa edad no creo que esté muy lejos de la que realmente tiene. De todas maneras, es algo que no pienso preguntarle. Mejor quedarme con la duda...~
-Muchas gracias Max, eres muy amable, ten por seguro que si lo necesito te llamaré personalmente sin dudarlo. Ahora si me disculpas, estoy terriblemente ansiosa por continuar trabajando.- le digo con una perfecta falsa sonrisa dibujada en mis labios, pero parece que él la compra sin dudarlo porque vuelve a sonrojarse.
-Claro aquí, le dejaré mi número personal por si no me encuentra en el trabajo. Que tenga un bonito día.- dice atropellando las palabras antes de retirarse apresurado.
~No pude más que soltar una suave risa mientras niego con la cabeza por lo que acaba de suceder, solo a mí me pasan estas cosas. Que me coquetee un niño casi adolescente creo que era lo único que me faltaba...~
Volviendo a lo importante... Con sumo cuidado, abro el envoltorio de seguridad y al retirar su contenido, me quedo de piedra ante la carátula del expediente que tengo en mis manos. Tengo que apoyarlo sobre el escritorio porque me tiemblan cuando la foto que acompaña la portada del expediente me toma por sorpresa haciendo que comience a sudar de los nervios.
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El diario de Nikholay
AksiLa detective especial Petrova es asignada a la investigación de la masacre ocurrida en Moscú. Pero a medida que la investigación avanza, la detective llega a un punto muerto cuando se encuentra con el nombre de Nikholay Malkov y una muerte sospechos...