Capítulo 46

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Aria

    Intentando parecer sensual, solo con mis tacones puestos, camino hacia él y cuando estoy a solo unos centímetros de su caliente cuerpo me acerco a su oído para susurrarle:

    -Me encantas, todo tú me encantas. ¿Lo entiendes o te lo explico en besos?-

    Y así fue como dejamos de lado nuestras conductas impecables en el entorno del trabajo, nuestra frialdad para con el resto del mundo exterior y nos convertimos en una enorme bola de fuego derrochando pasión, lujuria. Ese deseo carnal e incontrolable por el otro afloró sin privarnos de nada, sin tabúes, solo satisfaciendo nuestros cuerpos y generándonos tanto placer que incluso nos habrían escuchado varios pisos abajo.

    "Para qué describir lo que hicimos en la alfombra, si basta con resumir que me besó hasta la sombra" como bien diría una canción que escuché hace mucho. No salimos del edificio hasta un par de horas más tarde, tomados de la mano, directo hacia la casa de mi tío, donde nos estamos quedando Damián y yo hasta que consigamos nuestra casa propia.


    Sí, sé que tengo mucho que explicar. Voy a comenzar por Damián, mi hijo adoptivo, el mismo que rescaté de la cabaña de Malkov. No pude solo deshacerme del pobre niño que ya demasiados traumas había sufrido como para que la supuesta persona en la que debía confiar, lo entregase a una asistente social. Simplemente, no tuve el coraje de hacerlo, así que luego de una larga charla con el pequeño y que me dijera que quería vivir conmigo, comencé con los papeles de la adopción. Por supuesto que sigue conservando el apellido de su madre, aunque me haya pedido cambiarlo por el mío, le dije que debía esperar hasta ser mayor de edad, por lo que se sintió un poco frustrado, pero lo aceptó.

    También aceptó muy feliz la idea de vivir en Estados Unidos, ya que tras un largo período de juicios e investigaciones en Rusia, quedé absuelta de los cargos en mi contra, pero sabía que ya no pertenecía a ese lugar. Quería un nuevo comienzo para los dos y por más que intenté convencerlo de que no tenía nada que ver con cierto agente, el pequeño es muy inteligente, me dijo que debería ser agente de la CIA si quería volver a verlo. Y aunque al principio me reí por la loca idea de un niño de 6 años, debo confesar que a partir de ese momento mi vida comenzó a tener un camino y un objetivo por delante que hasta ahora me está dando muy buenos resultados.

    Por supuesto que a Taylor no lo sorprendió ni un poco que le dijera que el pequeño Damián ahora era hijo mío, dice que lo vio en mis ojos desde el primer momento en el que el niño me reconoció. Sí, pude sorprenderlo cuando le dije que mi tío había decidido dejar de ser un inmigrante en Rusia y volver a su país natal para estar cerca de nosotros, al igual que mi amiga y hermana Noe y su novio Max (el cartero), están en pareja y parece que la cosa va en serio porque creo que pronto serán 3. (Ojo que es solo un presentimiento mío) aunque en el pasado hubiéramos creído que era imposible, hoy existen muchas formas de lograr ser madre a través de algunos tratamientos. Pero eso se lo dejaré para su propia historia.

    Por otro lado, gracias a las recomendaciones de mi capitán y a un par de amigos que me he ganado dentro de la CIA, fui aceptada en la academia y a medida que pasaban los días comprendía y extrañaba cada vez más el glorioso cuerpo de Taylor. ¡Dios! Sí que los hacen estar en forma a la fuerza en ese lugar, y yo que pensaba que llevaba una vida saludable, luego de la primera semana me dolía en lugares que no creía que fuera posible.

    Hoy agradezco toda esa ejercitación extra porque logró cosas increíbles hace un rato en mi despacho. Pero más agradezco al destino que puso a este increíble hombre en mi camino, porque aun con todo lo que hemos pasado juntos, lo que le hice esperar para llegar a este punto y a pesar de mi cabello despeinado, mis ojos marrones comunes, mi horrible carácter, mi extraña personalidad y todos mis defectos como mujer, él me dijo: "Eres perfecta."


      Así que mi reflexión final es:

                     Que la vida es como los libros, algunos capítulos son tristes y otros felices. Pero si no pasas la página nunca sabrás que te depara el próximo capítulo.

    También me enseñó que los mejores planes surgen sin planearlos, las mejores personas llegan sin buscarlas y el mejor abrazo siempre es el inesperado. Me hizo ver que puede haber mil miradas alrededor del mundo, pero llega una, y a la primera, te cambia la vida. Comprendí que la vida solo hay que vivirla, que lo que tenga que venir encontrará el camino para llegar. De ahí la importancia de darle valor a lo que es realmente importante y olvidarse de lo que no vale la pena.

    Hay que vivir, simplemente vivir. La vida constantemente nos enseña que los planes los hace ella y que un mal capítulo también puede crear una buena historia, que un camino equivocado también puede llevarte al lugar correcto y que los sueños rotos también pueden forjar personas exitosas. A veces es necesario perderse para poder encontrarse y yo luego de estar perdida casi toda mi vida me encontré al lado de un odioso, frío, controlador y terriblemente apasionado agente de la CIA y aunque no haya tantas diferencias con mi carácter, supongo que lo importante es que al final somos de quienes se atreven a quedarse a nuestro lado sin importar que tan difícil se vuelva el camino.

    Y como dijo Nikolay, así como cada libro tiene un inicio, también tiene un final y este es el fin de esta aventura.




    Mi conclusión personal como escritora...

    ¿Quieren saber cuál es el hombre perfecto? El hombre perfecto es aquel que está atrapado en las páginas de un libro. Así que ve por él y continúa con la siguiente historia.

                                                                                                              Buena vida, buena lectura.... Fin.

El diario de NikholayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora