Aria
~La adicción por este hombre empezó desde el momento en que me sonrió. No creo que exista una cosa más bella que verlo sonreír, y es que se la pasa el 95% del tiempo con una cara de perro rabioso que parece odiar a toda la raza humana, pero cuando sonríe... Dios, su rostro se ilumina de una forma que te hace desear no ver nada más que esos perfectos dientes blancos, los hoyuelos en sus mejillas y sus ojos hermosos un poquito achinados olvidándote del mundo que te rodea y eso combinado con lo que provoca el contacto de su piel contra la mía me da la sensación de estar flotando en el aire. Nunca me había pasado algo semejante en toda mi vida y eso me hizo llegar a una conclusión que no creí que fuera posible..
"En un minuto una persona desconocida te puede hacer sentir lo que otra no pudo lograr en años. Porque es cuestión de química, no de tiempo."~
-¿Tienes hambre?- su pregunta hace que mi estómago le responda solo sin necesidad de abrir la boca y su carcajada me hace reír aunque no quiera. -Bueno, creo que la leona en tu interior está hambrienta.- dice con una sonrisa pícara mientras se acerca a mi cuello para dejar pequeños besos. Pero este hombre aún no conoce mi fuego, así que no debería jugar de esta manera conmigo. Creo que es algo que quizás debo aclararle de modo que aprovechando las mechas largas de su cabello, lo jalé en un puño para dejar su cuello a mi merced antes de hablarle al oído.
-Si me sigues provocando serás tú el que se tendrá que sacrificar para saciar a mi bestia interior.- le susurré antes de lamer desde la base de su cuello hasta el lóbulo de su oreja y morderlo provocando que un gruñido escapase de su interior.
-¡Joder Aria, eres fuego puro mujer y me encanta!- dice volviendo a tumbarme sobre la cama subiéndose sobre mí para mostrarme lo duro que está nuevamente.
~Maldita sea con este hombre y sus más de 25 cm. Porque estoy segura de que esa cosa mide más que eso... Cuando lo sentí en mi interior afuera de ese museo me pareció que estaba alucinando, no creí que fuera real lo que sentía y pensé que era el terrible deseo lo que me hacía creer que estaba súper dotado, pero cuando llegamos a esta casa y pude verlo con claridad casi me muero. Por un momento creí que me partiría en dos y casi lo logra, pero de placer, es de esos hombres que la tienen bien grande pero saben perfectamente cómo usarla para dar el máximo placer y eso hace que me moje instantáneamente cada vez que la tengo cerca (como en este momento por ejemplo...)~
-Creo que si no nos separamos en este mismo momento, ya no lo podremos hacer en lo que resta del día.- le digo casi sin aliento porque el fuego comienza a correr por mis venas haciendo que el deseo crezca cada vez más.
-Pienso exactamente lo mismo, pero se necesita mucha fuerza de voluntad para alejarse de tu delicioso cuerpo y no dispongo mucho de eso en este momento.- dice mientras comienza a acariciar mi cadera subiendo por mi cintura hasta llegar a uno de mis pechos y logra que también yo pierda en poco control que me queda.
Así que jalándolo de la nuca, terminé de unir sus labios con los míos y haciendo uso de mis entrenamientos de lucha giré nuestros cuerpos quedando sentada a horcajadas sobre su estómago y de la sorpresa por mi ataque soltó un suspiro involuntario de satisfacción mientras sus ojos se oscurecen de deseo.
-Entonces yo le daré esa fuerza de voluntad que necesita agente. No se olvide que estamos aquí por trabajo y no por placer aunque la tentación sea MUY grande.- le susurro en el oído antes de acariciar con delicadeza su polla y alejarme casi corriendo al baño, no tanto por si él decidía venir detrás de mí, sino porque si me quedaba un segundo más sería yo quién me aprovecharía de él por el resto del día.
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El diario de Nikholay
AçãoLa detective especial Petrova es asignada a la investigación de la masacre ocurrida en Moscú. Pero a medida que la investigación avanza, la detective llega a un punto muerto cuando se encuentra con el nombre de Nikholay Malkov y una muerte sospechos...