El diario de Nikholay

Capítulo 31

Aria

    ~Tantas voces en el mundo y la única que altera mis sentidos es la suya...~

    No hace falta que gire para saber si me están hablando a mí o no, porque he soñado tantas noches con volver a escuchar esa grave y sensual voz que la primera reacción que genera en mí es que un escalofrío recorra mi cuerpo de punta a punta y agradezco estar de rodillas porque mis piernas tiemblan cuando mi mente me juega una mala pasada repitiendo una y otra vez que me llamó "Mi rusa."

    -Si estás hablando conmigo puedes volver por dónde llegaste, no busco ni le pertenezco a nadie y no me interesa hacerlo tampoco. Si hablas con la lápida de al lado, lo siento por tí, lleva ahí alrededor de 100 años.- digo sin siquiera girar a mirar su rostro, no necesito verlo en carne y hueso. Ya bastante vivo se mantiene en mi memoria, pero la carcajada que suelta al escuchar mis palabras hace que mis rodillas tiemblen aún más cuando intento ponerme de pie para alejarme de él.

    -¡Joder! No sabes cuánto extrañaba tu sarcasmo y puedes odiarme todo lo que quieras, yo estoy feliz de verte con vida.- dijo justo antes de girar por completo mi cuerpo con violencia y literalmente devorar mis labios con los suyos en un beso que me toma tan de sorpresa que me quedé sin aire, o quizás fue la pasión y el deseo con el que me besó que hizo que un gemido se escape de mi interior y mis rodillas terminen de traicionarme haciendo que mi cuerpo se funda entre sus fuertes brazos que rodean mi cuerpo pegándolo al suyo y apretándome tan fuerte que incluso me ha levantado varios centímetros del suelo.

    ~Se supone que no debería sentir nada por ti cuando volviera a verte... Se supone. Pero aquí estás otra vez frente a mí, con esa boca que me hace temblar el corazón y esas manos que podrían calentar mis inviernos haciendo que me replantee absolutamente todo lo que creía tener dominado.~

    -Vete, no deberías estar aquí.- contrario a lo que sentía en mi interior, esas fueron las palabras que salieron de mis labios luego de que pudiera encontrar la fuerza para interrumpir su beso.

    -No voy a ir a ningún lado, vine aquí por ti y no me marcharé sin llevarte conmigo. ¿Acaso tú no me has extrañado ni un poco durante este tiempo?- dice un poco más serio luego de procesar mis palabras que fueron un claro rechazo.

    ~Con cada célula de mi ser, cada segundo que no estuviste a mi lado y por cada centímetro de tierra y agua que nos ha separado...~

    -Aprendí el significado de extrañar cuando falleció la persona que más quise en el mundo. No se extraña al que te rompió el corazón, al que no contestó los mensajes o al amigo que se alejó; Se extraña a quién no puedes ver nunca más, que nunca más vas a escuchar su voz ni poder abrazar. No a un desconocido.- ¡Auch! Eso me dolió incluso más que el mínimo gesto de desilusión que cruzó por su rostro por un segundo.

    -Detective... Aria, eres la excepción a todo aquello que dije que no haría. Hace ya mucho tiempo había colgado un letrero en mi pecho que decía "Cerrado por demolición." Y aquí me tienes, pintando las paredes y abriendo ventanas. Tu te has convertido en ese pedacito de cielo por el cual todos mis demonios quieren abandonar su infierno, no me puedes negar que sientes lo mismo que yo porque lo siento en tu cuerpo cuando estoy cerca, cuando lo toco, cuando te beso.- "Él y su manía de acelerar mi ritmo cardíaco sólo con un par de palabras bonitas y una mirada intensa."

    -¿Sabes por qué me fui con una sonrisa en el rostro el día que nos despedimos? Porque sé que jamás te fallé y di lo mejor de mí, lo lamento pero soy de esas personas que no dan segundas oportunidades así que puedes volver con tu novia, que por lo visto no supo mantener la boca cerrada, ahora que viste que estoy viva puedes quedarte tranquilo y convencerte de que lo nuestro era conocernos pero no estar juntos, porque lo que a tí en ese momento te dio igual, a mí me dolió en el alma.- le digo intentando sonar lo más convincente que puedo.