Capítulo 10

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    Taylor

    ~¡Maldita jodida mujer! ¿Cómo mierda se atreve a provocarme de esa manera? Nunca, jamás me había puesto tan duro de un momento a otro, JODER, que estuve a punto de arrancarle esa jodida bata de baño que llevaba puesta. Ni siquiera sé cómo hice para controlarme, nunca pierdo el control y estuve a nada de perderlo por un par de tetas.
    Maldita sea, se me sigue haciendo agua la boca de solo pensar en esa piel tersa y cremosa que parecía pedirme a gritos que probara cada rincón que pudiera alcanzar con mi lengua. Pero lo peor fue cuando mi suspiro recorrió su pecho hasta llegar a sus pezones que reaccionaron poniéndose rígidos como mi polla reclamando por atención. Mierda, habría vendido mi alma al diablo por la posibilidad de apretarlos y morderlos hasta que grite de placer y me rogara que la folle durante días completos.~


    -ARGH...¡MIERDA, MIERDA, MIERDA!- grité sin poder parar mientras golpeo una y otra vez el saco de box que tengo frente a mis ojos hasta que mis músculos me piden que pare, entonces quitándome los guantes salgo del gym y comienzo a correr por la avenida principal hasta llegar a la costa y continuar por la playa.

    Necesito sacar toda esa excitación de mi sistema antes de volver, porque si se vuelve a aparecer ante mí en este momento me lanzaría sobre ella como un depredador y no sería nada delicado con esa insoportable y atractiva mujer que pone mis nervios de punta.

    Tengo que retomar el control y enfocarme en mi objetivo que es averiguar qué esconde y cuáles son sus verdaderas intenciones. Cada vez sospecho más de esa mujer y presiento que algo está mal en todo esto...


    El sonido de mi móvil anunciando una llamada me saca de mis pensamientos y detiene mi carrera. Al ver el identificador de llamadas, mi cuerpo vuelve a entrar en tensión cuando el nombre de la detective aparece en la pantalla así que decido no responder y rechazo la llamada. Pero cuando vuelve a llamar, pienso que o es una urgencia o es de las que no soportan ser rechazadas peor que Débora.

    -¿Qué quieres, no entiendes cuando alguien te rechaza?- atiendo a la 3ra llamada consecutiva y mi voz sale como un gruñido molesto porque parece que no se va a detener hasta que responda.

    -¿Dónde estás? Te necesito aquí de inmediato.- dice y por más que mi imaginación vuele con esas palabras, el tono de su voz suena urgente y preocupado. Así que solo respondo con un "Voy" y cuelgo retomando la carrera hacia su apartamento.

    Al llegar al edificio tengo que llamar al portero porque del apuro por salir de ese lugar, no he llevado mis llaves.

    -¿Quién es?- pregunta la muy atrevida, si es ella quién me llamó.

    -¿A quién más estás esperando?- pregunté irónico y esperaba uno de sus insultos en respuesta, pero no llegó, solo sentí como colgaba el teléfono y me abría la puerta electrónica.

    Si, eso me asustó por un momento porque creo que algo está pasando, así que en lugar de esperar por el ascensor, decido subir las escaleras hasta el quinto piso a toda velocidad.

    -¿Qué sucede?- es lo primero que digo tras cruzar la puerta y encontrarla caminando de un lado a otro con el móvil pegado a su oreja discutiendo con alguien.


    <-¿Pero tú eres idiota todo el tiempo o paras para dormir Luciano? ¿Cómo crees que puedes entrometerte en mis asuntos así de simple? Por supuesto que no es asunto tuyo solo yo fui asignada a este caso, si hubieran querido que un incompetente como tú arruine las cosas te habrían enviado conmigo. No te lo diré otra vez, deja ya de meterte en mis asuntos o te las tendrás que ver conmigo ni bien ponga un pie en Moscú. Y más te vale informarle al jefe sobre tu metida de pata porque si lo llamo yo haré desde aquí que te pegue una buena patada en el trasero acomodado que tienes y te quedes en la calle.-> dice intentando mantener la voz calmada, pero se nota a kilómetros que si lo tuviera enfrente a ese tal Luciano, lo despellejaba a tiras.

El diario de NikholayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora