El diario de Nikholay

Capítulo 5

    -¿Estás bien?- le pregunto y ella sólo sonríe en respuesta pero no puede engañarme con esa falsa sonrisa.

    -Claro, aquí tengo la llave. ¿Nos vamos?- dice y me esquiva para encaminarse hacia la salida.

    -¿Cómo es que con solo preguntar tu nombre accedió a darte la llave?- le pregunté mientras salimos de la prisión, pero ella se hace la desentendida.

    -Eso fue raro, ¿no lo crees? Pero no me voy a quejar tampoco, si todo se solucionara así de sencillo en mis casos permitiría que todos me llamen por mi nombre.- dice restando importancia.

    -¿Por qué te llamó leona?- pregunté ahora bloqueando con una de mis manos la puerta de su coche para que no pueda abrirla.

    -Supongo que porque ese es el significado de mi nombre en el idioma hebreo.- dice e intenta hacer a un lado mi brazo pero no la dejé.

    -La conversación que tuvo ese hombre contigo me sonó a que estuviera esperando a una mujer con tu nombre y características para entregarle esa llave. ¿Dime en este momento si Malkov te conocía?- le pregunté sin vueltas.

    -¿Perdón qué es esto, un interrogatorio agente? Hasta donde yo sabía, usted solo espera que esto se resuelva para poder librarse de mi presencia en su agencia y devolverme a mi país lo más pronto posible. ¿O me equivoco? ¿En qué cambia que me haya dado la llave sin tantas explicaciones o que me hubiera hecho rogar por algo de colaboración? La tengo y eso debería ponerlo feliz, cuanto más rápido se resuelva este asunto, más rápido desapareceré.- dice levantando varios tonos en su voz y dando un paso hacia adelante haciéndome frente evitando responder a mi pregunta.

    -Responde.- le digo furioso por toda la palabrería que usó para intentar convencerme de no seguir indagando y dando también un paso hacia adelante me incliné apoyando el otro brazo al lado de su cabeza para quedar a sólo unos centímetros de su rostro.

    Por una fracción de segundo o quizás un poco más, nos quedamos mirando a los ojos mutuamente hasta que percibo un movimiento de sus labios y cuando desvío la mirada hacia su boca, la mía se reseca al instante y me hace apretar los dientes para evitar morderla. Pero al parecer no soy el único que lucha por controlar sus impulsos, porque incluso con el frío que hace, puedo ver por un momento como se sonrojan sus mejillas antes de aclarar su voz y hablar como si se sintiera molesta.

    -¿Te han dicho alguna vez que eres sumamente insoportable? Si, posiblemente haya sabido quién soy ya que he estado siguiendo sus pasos con el fin de atraparlo durante bastante tiempo. Y de no haber muerto tan de repente y misteriosamente, al fin lo habría encontrado. ¿Eso responde a su maldita pregunta agente Taylor? Ahora dejará de interrogarme para poder ir a ese jodido depósito a buscar los restos del maldito de Malkov o nos quedaremos el resto del día aquí jugando al gato y al ratón.- dice levantando su voz furiosa y desafiante, entonces haciendo a un lado que su boca está tan cerca como para sentir su aliento en mis labios, me enfoco en que ahora ya conozco una nueva faceta de esta mujer y me resulta extremadamente exasperante.

    -¿Sabes qué...? La luz viaja más rápido que el sonido, por eso mucha gente parece brillante hasta que la oyes hablar...- le digo con todo el sarcasmo en mi voz antes de alejarme y encaminarme hacia mi coche.

    -¡Me encantó la indirecta, la próxima vez te la puedes meter por el culo!- me grita antes de subirse en su coche y salir a toda velocidad haciendo rechinar las cubiertas sobre el asfalto.

    Por suerte recordaba la dirección que nos pasó la hermana de Monteverdi porque le perdí el rastro al coche en cuanto subió a la carretera. Esa insolente mujer no sabe con quién se mete, porque si quiere jugar al gato y al ratón, pues jugaremos, no tendría opción de escaparse de mis garras si en algún momento decidiera ir tras ella y si continúa actuando de manera misteriosa y ocultando información lo que conseguirá será despertar mi instinto cazador y hasta que no sepa qué es lo que realmente pretende no me detendré.