Aria
~"Aprende a callar bocas sin tener que abrir la tuya..." Eso decía siempre mi maestro de preparatoria cuando nos daba clases de ética y moral. No creo que se haya referido a este método para callar a las personas pero fue lo primero que se me ocurrió hacer cuando vi que Laurent se acercaba a nosotros y Taylor estaba fuera de sí.
¡Joder, cada vez que pienso que ya ha pasado mi etapa de hacer tonterías, entonces... Pum! Estreno una nueva temporada...~
Eso fue lo primero que pensé antes de reaccionar de lo que realmente estaba haciendo y resulta que tenía el rostro de Taylor entre mis manos con sus labios pegados a los míos. Y lo que pareció durar una eternidad, creo que fueron solo unos segundos hasta que sentí el fuego correr por mis venas haciendo que mi cuerpo cobre vida como si hubiera estado dormido toda mi vida, mis sentidos se intensificaron y el deseo se volvió imposible de controlar.
Es como si hubiera descubierto mi fruta favorita y no puedo parar de saborearla con desesperación rogando que no se acabe porque me dejaría con deseos de más. Sus labios son dulces, saben a menta y champagne, su lengua ha entrado en mi boca sin pedir permiso y se mueve a un ritmo exigente y dominante dentro de mí saboreando cada rincón hasta dejarme sin aliento.
Necesito respirar, es tan caliente y rudo que me enciende como el infierno, sin embargo el aire no está llegando bien a mis pulmones así que intenté separarme de su cuerpo pero con un gruñido me lo impide mientras con una mano me sujeta de la nuca y con la otra me rodea la cintura pegándome a su pecho. Me encanta y me hace sentir que se remueven todos mis órganos en mi interior que sea así de posesivo porque siente el mismo hambre que yo, pero nuestros cuerpos necesitan oxígeno así que inevitablemente nos tenemos que separar agitados mientras intentamos recuperar el aliento como si hubiéramos corrido una maratón.
-Lo siento, necesitaba callarte porque Laurent estaba muy cerca y tú muy furioso como para comprender lo que sucedía.- me disculpo y le intento explicar porque no puedo creer lo que hice y lo que me gustó mientras aún seguimos respirando con dificultad pero nos mantenemos en la misma posición con nuestras frentes unidas, mis brazos rodeando su cuello y él con sus manos a ambos lados de mi cintura apretando con fuerza.
-Siéntase libre de utilizar los besos como método para hacerme callar en cualquier momento, pero ni sueñes que voy a soltarte ahora. Intenté resistirme pero tú y tu maldita boca con sabor a cereza me acaban de hacer perder el puto control y no pienso intentar recuperarlo ahora.- dice con la voz áspera de deseo cuando también está haciendo un esfuerzo por normalizar su respiración.
-No pienso detenerte. Ya estoy en una edad en la que prefiero quedarme con la culpa que con las ganas.- Las palabras salieron de mi boca sin pasar antes por mi cerebro y me sorprende a mí misma, pero parece que es algo que él estaba esperando escuchar porque me dedica una maliciosa sonrisa antes de volver al ataque y presionar todo su cuerpo contra el mío para que no exista espacio entre la pared y él.
~Si le hubiera dicho que tenía un minuto para enamorarme, con esa sonrisa que me dedicó le hubieran sobrado 59 segundos más...~
No puedo controlar mi cuerpo, la pasión que se ha despertado en mí parece no permitir que mi cerebro piense con claridad. Mis manos comienzan a acariciar su cuello y bajar por su pecho, no sé dónde ha dejado su saco pero agradezco que no esté entre nosotros porque me permite acariciar sus hombros y sus fuertes brazos que los siento tan calientes incluso a través de la fina tela de su camisa, luego vuelvo a su pecho y bajo sintiendo cada músculo definido con un increíble deseo de lamer ese torso y besar cada centímetro de piel.
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El diario de Nikholay
AçãoLa detective especial Petrova es asignada a la investigación de la masacre ocurrida en Moscú. Pero a medida que la investigación avanza, la detective llega a un punto muerto cuando se encuentra con el nombre de Nikholay Malkov y una muerte sospechos...