26 de marzo 1889, Londres, Inglaterra
La maldad es algo que no va a acabar, es como huracán, deja todo un desastre cuando termina; se les representa a las personas con malicia como aquellos que carecen de bondad alguna, cariño o empatía por los demás, o puede que tal vez, ellos no tuvieron amor o lo perdieron, después de todo, Dios no era justo con todos.
Esos pensamientos aún no estaban en la mente de Mackenzie Dankworth, quien se encontraba mirando el gran vitral resplandeciente ya que la luz del sol lo hacía lucir más bello, desde que nació había asistido a esa iglesia y para ella era interesante ver la cristalera en la que se representaba con una cruz, la cruz era una representación de la muerte del hijo de Dios.
Aunque tan solo era una jovencita que apenas había cumplido los trece años el primer día del mes, aun no tenía del todo conocimiento sobre eso, era algo que había aprendido gracias a sus padres y en parte de las predicaciones, no conocía extensamente sobre la biblia, aunque sabía que cuando tuviera una edad adulta comprendería; no obstante, una mano posada en su hombro interrumpió sus pensamientos, así que giró su cabeza un poco a la derecha encontrándose con su padre quien le sonreía dulcemente.
—¿Nos vamos a casa, princesa? — pregunta sin borrar aquella sonrisa mientras esperaba una respuesta y la recibió con solo una afirmación de la menor mientras le devolvía el gesto, sonriendo de igual manera—Gracias por su atención, Pastor Davies, estoy seguro de que el festival de verano será un éxito.
—Le debo las gracias a ustedes y la congregación que están dispuestos a ayudar en este evento, fue un gusto hablar con usted, nos vemos este domingo— dicho esto ambos se dieron la mano para después de que el pastor se retirara a su oficina, padre e hija salieran de aquel lugar llegando a encontrarse con el carruaje que los había transportado ahí.
Primero subió la castaña rojiza quien decidió levantar un poco su vestido dejando solo al descubierto sus botines para poder subir al medio de transporte sin tropezar con su propia vestimenta, al entrar se sentó para mirar por la ventanilla, después entra su padre y el vehículo comenzó a andar gracias a que los caballos se pusieron en marcha.
Durante el camino observó el mismo recorrido que usaban los domingos para llegar a la iglesia; por ejemplo: la tienda de bastones, la dulcería, la tienda de mascotas y así iba observando los establecimientos e incluso pudo lograr ver de lejos el Palacio de Cristal, el edificio el cual tenía una exposición dentro y fuera sobre las maravillas del extranjero y por supuesto un jardín dentro muy hermoso, también nota que pasaron por la tienda de trajes a la que frecuentaba su abuelo Joshua.
Como lo extrañaba a él y a su abuela Fiorella, se habían ido a Italia juntos por tres meses,debido a que esa era su tierra natal y la de su madre, de seguro la estaban pasando de maravilla.
Soltó un suspiro y volvió su mirada dentro del coche mirando por un buen rato sus botines negros que tanto le gustaban.
Luego dirige sus ojos al mayor que tenía enfrente, realmente no entendía cómo sus padres llegaban a verse jóvenes, tampoco comprendía como era que los confundían con sus hermanos mayores; bueno, su progenitor era de buen parecer, su cabello café oscuro, ojos color avellana, era alto ; de una estatura de 1.77, además de que sus facciones lo hacían resaltar y por supuesto que su piel era pálida. El contrario la miró también y solo le sonríe de una manera infantil; aunque claro, tenía que destacar que a pesar de que es un hombre de negocios dueño de una empresa que se expande rápido por el país, es otra persona con la familia, alguien un poco despreocupado, infantil en cierta manera, amoroso a más no poder y por supuesto que era protector, a veces pensaba que tal vez si era su verdadero hermano mayor haciéndose pasar por su padre.
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Innocent Soul: La Belleza De Un Alma Pura
FanfictionLa inocencia,la dulce inocencia, aquellas personas que la poseen se vuelven realmente especiales. No tienen malicia, están libres de pecado; aunque son fáciles de engañar, ingenuos a la primera, los corderitos que más la poseen son los niños. Ella e...