El trayecto hacia el lugar acordado parecía lento, pues tenía enfrente al abuelo Dereck de brazos cruzados, estaba más serio de lo normal, parecía estar extraviado en la corriente de sus pensamientos, pues arrugaba la nariz de vez en cuando mientras miraba sus zapatos de un color marrón claro.
Y no se atrevió a preguntarle sobre lo que pasaba, con solo verlo se notaba que estaba desesperado, hasta podría jurar que en el bolsillo de su chaleco tenía una libreta en la que pudo haber estado toda la mañana; hasta puede que, a medianoche, haya escrito un sinfín de excusas para darle al aristócrata del mal.
No fue hasta que llegaron y esto creó en terminar sacando del enredo a Dereck y bajar una vez que estuvieron frente a la casa en la ciudad de Londres del Phantomhive — vaya que tiene muchas propiedades — pensó la damita de pecas quien al bajar del carruaje termina por seguir al mayor hacia la entrada.
Acomodó su sombrero de copa, no era posible que después de tantas batallas le tuviera miedo a un simple niño; en realidad, un niño con un título nobiliario y temido por el bajo mundo, no se veía aterrador a la primera, pero después de que tratas con él, eso hizo sudar frio al general.
Armándose de valor, toca la puerta para ser recibidos posteriormente al esperar unos pocos minutos por aquel mayordomo de presencia encantadora quien se hizo a un lado para dejar que ingresaran.
— Mi amo los estaba esperando, por favor pasen —ambos caminaron hasta entrar a la casa y luego de eso escuchar la puerta cerrarse detrás de ellos — Si gustan esperar un momento en la sala.
Y ahí tenían a los Dankworth, sentados, hasta parecía que Alessandra no era la que debía estar castigada o sermoneada, debido a que también el hombre de cabellos marrones con algunas notables canas, estaba de igual manera, como un perro regañado se sentía.
— Lamento la demora — y es ahí cuando dio por fin la cara el dueño de esa propiedad — Tenía unos asuntos que arreglar — se excusa mientras se dirigía a su asiento — ¿Cómo le va, señor Dankworth? — cuestiona mientras cruzaba suavemente sus piernas — Señorita Dankworth, esperaba verla en esta reunión
— Señor Phantomhive — inclinó suavemente la cabeza hacia adelante en un gesto como reverencia.
— Señor Phantonhive, ayer recibí una llamada suya informándome que aceptaba la propuesta de mi nieta, quien al parecer fue personalmente a irrumpir en su rutina y le pidió el que le destituyera mi puesto en la misión para obtenerlo ella
— ¿Al parecer, dice usted? — apoya su barbilla en su mano — Pasó realmente y de verdad fue una visita que no esperaba y mucho menos de la señorita, además de la manera en que se dirigió a mí, tengo que recalcar eso como una actitud inapropiada.
— Y de verdad le pido una disculpa por eso
— Considero que la que debería de pedir una disculpa es ella misma, creo que tiene la suficiente capacidad para defenderse, ¿o me equivoco? — dirigió su mirada hacia ella.
Solo tragó saliva y sus expresivos luceros, solo reflejaban nervios y por supuesto impotencia, con el rabillo de su ojo fugazmente observó a su abuelo quien también esperaba una respuesta.
— Le pido una disculpa por lo sucedido, fue imprudente de mi parte el interrumpirlo de esa manera y pedirle el sustituir al general para darme su puesto, después de todo, era una misión sumamente de gran importancia para la reina.
— Acepto sus disculpas
— Pero no voy a retirar lo que le respondí después de la manera en la que me trató ese día — y es ahí cuando ambos se miraron con severidad, parecían tener un duelo solo con eso, sin decir ni una palabra.
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Innocent Soul: La Belleza De Un Alma Pura
Hayran KurguLa inocencia,la dulce inocencia, aquellas personas que la poseen se vuelven realmente especiales. No tienen malicia, están libres de pecado; aunque son fáciles de engañar, ingenuos a la primera, los corderitos que más la poseen son los niños. Ella e...