CAPITULO 75

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— Estos pendientes son hermosos, combinan con mis ojos — se miraba en el pequeño espejo, contenta con la elección que había hecho para las compras —. Me llevo este.

— En seguida, señorita, se la pondré en una cajita — respondió la que atendía el pequeño local.

Había ido con sus amigas a Harrods, fue Gia la que decidió planear esa salida, ya que hace bastante tiempo que no hacían esa clase de actividades y lo mejor fue ir de compras.

— ¿Debería llevarme el libro que ví en la planta baja?.

— Si lo quieres, llévatelo, el precio es accesible.

— Pero la portada no me convence, yo quiero la edición especial.

— Pues entonces, compra la edición especial — dice Delancy — Listo, asunto resuelto.

— Que gran solución, eh — ríe — ¿O tú qué crees, Mack?.

Y bueno, de las tres, ella era la que estaba algo distraída, incluso durante las clases con su institutriz, en la academia, durante el desayuno, estaba demasiado perdida en su mundo.

— Mack — puso su mano en su hombro para moverla un poco para saber si reaccionaba, dando un resultado positivo, porque hasta parpadeó constantemente.

— ¿Qué?.

— No quieres estar aquí, ¿verdad?.

— Sí, sí quiero estar aquí.

— Es que no lo parece — habló su otra amiga.

— Es que han pasado tantas cosas; pero, no se preocupen, que estoy disfrutando de esta salida — sonríe levemente.

— Tal vez lo disfrutarás más si compras un chocolate, como te encantan tanto los de la compañía Funtom, tal vez podamos ir al local que está aquí y comprar varios dulces y caramelos.

— No es necesario, no necesito nada de eso — evadió a la vez que se bajaba de la silla.

— ¿Y eso? — abrieron los ojos con suma impresión.

— No tengo ganas de chocolate ni nada de eso, solo quiero comprar otras cosas, o simplemente ver los diversos artículos; además, estoy segura de que tambien ahí tienen más de esos anuncios pegados de la muñeca con mi rostro.

— Sigo diciendo que fue una buena inversión, yo tambien quisiera una muñeca con mi rostro, la tendría bien guardada, incluso la pondría en una caja de cristal.

— Debieron de haberte dado una, ¿la tienes?.

— Sí; pero, no la pienso tocar en mi vida.

— De seguro porque es tan costosa y hermosa que ni siquiera yo podría atreverme a tocarla.

No era por eso exactamente, en cuanto tuvo la muñeca en sus manos, no paró de mirarla, sus ojos tan brillantes por los diamantes, el resplandeciente vestido, sus mejillas rosadas. Solo tuvo suficiente con eso para arrojarla al pie de cama, trataba de ser ruda, pero el material tan blando se lo impidió.

Y duró bastante tiempo ahí, no la movió, a veces la miraba por el espejo del tocador, al salir de su baño, e incluso cuando tenía episodios de insomnio se asomaba a verla un poco, pero por lo general la ignoraba.

Igual pasó con esa cajita dorada donde guardaba sus cartas y ese listón, la hechó al fondo del cajon de su escritorio, la llave de las cerraduras de los tres cajones nunca tuvo la necesidad de usarla, pero esta vez lo tuvo que hacer.

No se atrevió a quemarlas, nuevamente era débil, pero era lo suficientemente fuerte para abandonarlas, incluso hasta dejar que las consumiera el polvo, el juego había acabado.

Innocent Soul: La Belleza De Un Alma Pura  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora