CAPITULO 15

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 — Toma, esto te ayudará con tus nauseas

— ¿Jengibre?

— Es una creencia de mi abuela — se sienta a su lado — decía que, si comes jengibre, va a curar todas tus enfermedades

— Eso no lo sabía — sonríe — Muchas gracias, señor Jerry

— Deja las formalidades de lado, niña

— De acuerdo, Jerry

— ¿Y entonces ese niño es tu hermano?, no se parecen en nada

— Bueno — balbucea — Es que mi padre se volvió a casar con su madre

— Oh, entonces no son hermanos en realidad

— No

— Ya veo — toma de su botella de sidra.

Ambos observaron como los demás tenían una fiesta de bienvenida, bailando como si no hubiese un mañana; desde donde estaba sentada pudo ver que a Ciel trataron de hacerlo bailar, pero este se sentó avergonzado debido a sus pasos tambaleantes.

— No pensé que bailara tan mal — murmura.

— Bien, creo que ya es hora de que les demuestre quién es el mejor bailarín entre esas escuálidas sardinas — se pone de pie para ir hacia ellos y presumir de sus pasos, algo que la hizo reír debido a la extravagancia del baile.

Ciel tomó asiento a su lado, dirigió su mirada hacia él por unos segundos, fijándose en sus facciones finas, su ojo grande que ya de tarde se veía más brillante; no lo entendía del todo, la primera vez fue amable con ella, luego fue grosero y ahora no sabe cómo describir su comportamiento.

— ¿Por qué eres así?

— ¿De qué hablas?

— De que te tomas a la ligera todo, siempre estás con una sonrisa y además de que a pesar de las circunstancias parece no importarte

— Te equivocas — ambos cruzan miradas — Tengo miedo

— No te creo — la chica rueda los ojos y toma su mano para colocarla en su antebrazo que estaba temblando.

— ¿Ves?, tengo miedo — suspira — Creo que lo único que puedo hacer es sonreír, ¿de qué sirve lamentarme y acobardarme con esto?

— Primera vez que concuerdo contigo

Mackenzie solo sonríe mostrando sus blancos dientes, algo que Ciel pudo ver perfectamente y solo se sonroja levemente para voltear hacia su lado izquierdo cubriendo su rubor natural, realmente era penoso.

Y, además; ¿por qué se sonrojó?, no había una respuesta concreta, tal vez era por el calor, o simplemente tenía que dejar su orgullo de lado y admitir que fue porque le pareció bonita por eso, no, es mejor decir que fue por el calor.

— ¿Te pasa algo?

— No es nada, Dankworth — niega — Hace calor

— Bueno, creo que más tarde va a bajar la temperatura, así que no va a durar mucho el calor — menciona analizando el cielo, debido a que se estaba volviendo oscuro hasta que al fin cayó la noche.

Es ahí cuando todos estaban borrachos, pronto se dio cuenta de que ya no estaba Sebastian, lo busco por todos lados con la sola mirada y no había rastros de él.

— ¿El señor Sebastian ya se habrá ido a dormir?, es que no lo veo

— No, está haciendo su parte del trabajo

— ¿Eh?

— Nada

Y después de eso, un silencio abundaba entre ambos y solo contemplaban a hombres ebrios bailando y otros ya dormidos en cualquier parte de la cubierta, si que eran alegres con solo unas gotas de alcohol.

Innocent Soul: La Belleza De Un Alma Pura  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora