4 de agosto de 1866
Era una mañana tranquila, habíamos desembarcado en el puerto de la ciudad de Londres después de pasar al lado del río Támesis, un capricho que les concedí a los muchachos ya que este era una atracción de Inglaterra.
Una vez llegando, le encargué a Jerry que vigilara a los alrededores, teníamos que seguir manteniendo un bajo perfil como una nave que transportaba especias importadas desde la India, no podríamos arriesgarnos.
El aire citadino me agradaba, deseaba buscar un nuevo saco, había escuchado que en Londres tenían los mejores, me encantaba la moda, eso todos lo saben, no por ser pirata quiera decir que no cuide mi imagen personal.
Es por eso que en cuanto llegamos, comencé a recorrer las calles en busca de alguna tienda de ropa, a la vez mirando la localidad de Londres, hace bastante tiempo que quería venir, desde que mi familia y yo tuvimos que huir a Alemania por ser inmigrantes, no tuve la oportunidad de visitarla.
Y no venía solo, estaba acompañado por dos de mis hombres, eran los más adecuados para no causar alboroto en las calles; además, bien podríamos localizar al banco y planear un robo, de solo imaginarme en todo el dinero que tendremos solo me quedaba en acumularlo en mi tina y darme un baño con tanto oro.
Sin embargo; Barnes en un intento de cortejar a un trío de damas que iban también por nuestra dirección, no tenía planeado en pasar el rato con una mujer, no era de mi interés en realidad.
Pero de entre las tres mujeres, había una que me llamó la atención de inmediato, de facciones finas, diferentes a las demás, poseía un porte único y digno de ser casi una deidad; podría incluso ser una musa para el mejor artista del Reino Unido.
Tenía unos preciosos ojos que los comparaba como diamantes, de pequeños labios y piel de porcelana; aunque, difícil de conquistar, he de decir, pues Barnes en su intento por cortejarla también recibió un buen golpe en la cabeza con una sombrilla, algo que no pude evitar reír.
Helena, ese era su nombre, lo sabía porque sus acompañantes le pidieron que se tranquilizara para poder irse de ahí no sin antes insultarlo como un grosero y majadero para poder alejarse más y más de nosotros.
No pude dejar de pensar en ella, pensaba que tal vez era por las joyas que portaban de gran valor que podría arrebatárselas de un arrancón, no fue así, era un asunto distinto, ni siquiera probé bocado alguno de la comida de Margaret.
20 de agosto de 1866
He probado dos semanas en recurrir a la misma zona, de una de la tarde hasta que dieran las 5, de lunes a domingo, de pie esperando su llegada, para poder verla de nuevo y de una vez aclarar lo que pasaba conmigo; más todo fue en vano, pensaba en retirarme ya de eso y concentrarme en un hurto grande.
Más no esperaba que al día siguiente de mi último intento, ella apareciera. Entró a una tienda de joyas, de inmediato crucé la calle y también ingresé en el establecimiento, fingiendo ver los collares, relojes de oro y demás accesorios, pero siempre mirándola de reojo, no sabía cómo acercarme.
Al parecer no fui tan discreto como pensaba ya que terminó acercándose a mí mientras me preguntaba sobre si estaba escogiendo algo para mi esposa, yo solo reí por la situación y su confusión, negando la existencia de una mujer en mi vida.
Charlando un rato, me atreví a invitarla a dar un paseo, más no contaba que venía con una dama de compañía, pero, aceptó mi propuesta comentando que mañana vendría a la misma hora, solo pude verla marcharse, recordando su melodiosa voz, no pude dejar su imagen en el olvido, su sola presencia me quitaba el aliento por completo.
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Innocent Soul: La Belleza De Un Alma Pura
ФанфикLa inocencia,la dulce inocencia, aquellas personas que la poseen se vuelven realmente especiales. No tienen malicia, están libres de pecado; aunque son fáciles de engañar, ingenuos a la primera, los corderitos que más la poseen son los niños. Ella e...