CAPITULO 6

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Se contemplaba en el espejo acomodando su vestido de dos piezas, en un tono rosa maiot de mangas largas abullonadas y arriba de este un mandil de color blanco para que ambos tintes pudieran combinar a la perfección; asimismo, como terminó de vestirse sola en cuanto se colocó sus botas de piel de un colorido café; también empezó a recogerse el cabello en dos trenzas finalizando en decorarlas tomando dos listones del mismo color que su vestido.

— Ya está — expuso en un susurro sintiéndose contenta debido al resultado de su atuendo para así poder bajar las escaleras mientras tarareaba una melodía que se estaba produciendo en su mente de la nada, no fue hasta llegar y encontrarse con su madre a quien abrazó de sorpresa.

— Ah, hijita — suelta una risa — me has asustado

— ¿Quién vendrá?

— Tus abuelos, Valentina y sus padres — empezó a hacer memoria — Ah,y la tía Evelyn

— ¡Qué! — exclama ofuscada debido a que mencionó a la tía abuela Evelyn Benson.

Es una mujer adinerada, viuda, de gustos extremos y excesivamente lujosos, una dama millonaria en todos los sentidos y por supuesto, alguien moralista y sobre todo apegada a la etiqueta de la vida señorial, ¿era querida por sus familiares?, digamos que un 50/50.

La tía abuela Evelyn era tan apegada a las reglas y moral que creía que ella tenía la razón del todo, de hecho, hasta creando ideas disparatadas sobre el modo de crianza de los hijos y lo que la mujer tenía que hacer, digamos que tenía un modo de pensar algo atrasado; pero, sobre todo, que sigue de pie algunas cosas.

— Cariño, ¿no has visto mi corbata roja? — cuestiona el hombre de la casa bajando mientras tenía sus manos ocultas tras su espalda

— Lo siento, querido — se disculpa sonriendo — Recuerda que la perdiste la otra vez que jugaste con Mark a bádminton en el parque — le acomoda a la menor su mandil — Date la vuelta — pidió y Mackenzie hizo caso — Será mejor que busques otra corbata — terminó de hablar con su marido y a la vez de atar correctamente la prenda.

— Bueno en ese caso — hizo una pausa — ¿color gris o azul? — de sus brazos escondidos saca ambos accesorios.

— Color azul, ese le queda a chaleco gris — responde.

— ¿Y de qué estaban hablando exactamente? — se mira en el pequeño espejo que tenían en el pasillo de la entrada, debía de estar presentable para la visita.

— De que van a asistir mis padres, mis tíos y mi prima y también la tía Evelyn — ante esto el hombre de cabellos castaños solo se detuvo en seco al escuchar aquel nombre maldito.

— ¡Qué!, ¿va a venir ella aquí? — volteó a ver a ambas y después a George quien se dirigía al jardín para llevar los bocadillos a la mesa del té — ¡George! — lo llama haciendo que este se detuviera — prepara la vajilla más elegante y reluciente que encuentres, estamos en una misión de vida o muerte.

— De inmediato, señor — esta apresura al paso hacia la cocina.

— Ethan, no seas exagerado, no es tan malo que venga — le regaña cruzándose de brazos algo molesta.

— ¿De qué están hablando? — hizo presencia el último miembro de la familia, que sostenía una raqueta de bádminton apoyada en su hombro, el chico ya estaba dispuesto a salir a jugar.

— Que va a venir de visita la tía Evelyn — el mozo solo miró a su padre con seriedad y en silencio, hasta Anabelle pensó que, ante aquella reacción, su hijo estaba de su lado; sin embargo, solo observaron como dejaba la raqueta en el suelo.

Innocent Soul: La Belleza De Un Alma Pura  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora