CAPITULO 39

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— Me paré entre el maíz de oro, ¡ay! no más, lo sabía,para recoger la medida del espigador, del amor que cayó de ti — sus dedos se paseaban en las grumosas paredes de ladrillos — Para mí, no hay cosecha graciosa... ¡Sería por Dios que nos conocimos!, es difícil, amor, para recordar, pero es más difícil de olvidar — detiene su canto al encontrar el letrero de la florería, apresurando el paso para poder llegar, al abrir la puerta se escuchó el timbre por el local — ¡Ya vine, abuela!

— Gracias a Dios — suspira — ¿Y tus cosas?

— Las dejé en el carruaje, le pedí a Gareth que los dejara en casa — se retira el abrigo para dejarlo en el perchero — En fin, ¿podrías darme un vaso con agua, por favor?, que estoy sedienta

— En seguida, cariño — miró en dirección a la bodega — ¡Renzo!

— ¿Quién es Renzo? — cuestiona acomodándose las cintas de sus botines, tomando asiento en una silla con cojín.

— A tu abuelo se le ha dado la gran idea de darle trabajo a un chico, con lo de tu próximo debut pensó que era lo mejor ya que vas a estar ocupada

— Vaya, gracias por su consideración, tengo que estar ensayando, quiero que sea perfecto, mi maestra me ha dicho que he mejorado esta semana, mucho mejor que las veces pasada, solo necesito dejar de mirar hacia abajo; pero es que siento que si veo hacia adelante me voy a caer

— Querida, si te dieron el papel es porque lo haces excelente, deberías de hacerle caso, si no levantas la mirada y solo la tienes en el suelo no va a servir de nada que te presentes y nadie vea tu rostro; es como si fueras una actriz y nadie puede ver tus expresiones

— Me da pánico, usualmente tengo el papel de Clara durante la temporada de navidad, pero salgo muy poco

— Pero es una buena oportunidad, protagonizarás a La bella durmiente, tal vez y también te den otro papel si haces bien este

— El que mas anhelo en mi vida es el de Odette en El lago de los cisnes

— ¿Me ha llamado, señora? — interrumpe un muchacho de baja estatura y cabellos rizados.

— Si, necesito que te ocupes de las flores dentro del invernadero, que de seguro necesitan agua

— En seguida — se apresura a realizar la tarea que se le ha encomendado.

— Iré por tu vaso con agua, querida — entra a la bodega, pensando en ir hacia el grifo que tenían enfrente de la mesa.

Mientras tanto, se ató las agujetas para después dirigirse hacia la caja, abriendo la puerta y poder pasar, tomando su libreta y su bolígrafo, tenía que ponerse al corriente esta vez, solo miraba a las personas detenerse al ver las flores y luego pasar, siguiendo su camino.

Hasta que escuchó de nuevo la campanilla dar anuncio de unos visitantes, así que al alzar la mirada se encontró con dos hombres, o bueno, el de la derecha parecía ser una mujer por su hermoso y largo cabello color rojo sangre, además del estilo que portaba; mientras que, a su lado, era uno de anteojos y de semblante bastante serio, de esos que se toman en serio su empleo.

— Bienvenidos a la florería Crown, ¿les puedo ayudar en algo?

— ¿Me hiciste dejar la oficina solo para venir por unas flores?, pudiste habérselo pedido a un idiota

— Ronald estaba fueras y ninguno de los demás quisiera ir conmigo, deberías de aprovechar esto como una cita — le sonríe de lado.

— Ni pensarlo, solo haz tu compra y vámonos de aquí, no quiero tener que hacer horas extras por tu culpa

Innocent Soul: La Belleza De Un Alma Pura  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora