CAPITULO 68

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Las clases empezaron de nuevo, el funeral ya había sido llevado a cabo, la entrada de la academia tenía un listón negro en honor a la fallecida. Cuando iba entrando fue lo primero que le llamó la atención, lo segundo fue el cielo nublado, al parecer no iba a ser un buen día.

Todas sus compañeras se apresuraron a ir a clases, de no ser porque el montón se detuvo cuando subieron las escaleras, escuchando el jadeo de todas, subió la mirada y por suerte tuvo cuidado de no dar otro paso hacia atrás porque iba a caer, estaba igual de sorprendida.

El cuerpo colgado de una compañera de año superior, yacía en el techo, parecía que se había colgado hace poco, porque aun cuando estaba por palidecerse, seguía manteniendo un color neutro.

— ¡Que alguien llame a los profesores!

— ¡Esto es horrible!

Mackenzie decidió bajar a paso torpe, apoyándose de los barrotes de la escalera hasta estar en la planta baja, sentía que la respiración no le estaba llegando al cuerpo y sentía la vista nublada, tener que ver esa clase de cosas, realmente le atormentaba.

Sin embargo, tuvo que recobrar la compostura al reconocer cierta cabellera roja y aquel saco del mismo color, sabia quien era.

Por lo que lo siguió sigilosamente, adentrándose en el pasillo donde estaba la utilerìa, casi nadie pasaba por ahí, hasta doblar la esquina que fue cuando casi muere del susto al tener el arma que poseía este ser apuntando justo en su cuello, parecía que quería decapitarla.

— No me gusta que los niños anden de polizones en mi trabajo

Cuando bajó el arma, respiró hondo, estaba a salvo por el momento.

— Señor, ¿es usted una parca?

— ¡Que no soy un señor! — reclama —. ¡Soy una hermosa mujer!, ¡qué no ves! — se cruza de brazos —. Eres demasiado despistada para preguntar eso, es demasiado obvio que lo soy, tan solo ve mi guadaña de la muerte.

— Perdón, señora — se disculpa de inmediato —. Lo supe desde aquella vez que ingresaron a la tienda de mis abuelos, ustedes tenían ese peculiar verde amarillo, solo las parcas lo tienen.

— Ah, entonces eres esa niña, que rápido te olvido, también recuerdo haberte visto con el mocoso y con el guapo de Sebas — se emocionó al recordar al apuesto mayordomo —. Y dime, ¿aún sigues reuniéndote con ellos?, porque quisiera que me hicieras un pequeño favorcito, tal vez puedas conseguirme la llave de la habitación de Sebas.

— ¿Usted recogió el alma de esa chica?

— Eso es un tema que no te concierne

— ¿Sí o no? — frunce el ceño.

— Dios, deberías de juntarte menos con el mocoso, te está pegando algunas mañas. ¿Para qué quieres saber eso?

— Quiero saber si fue un suicidio, solo eso, la causa de muerte

— Me temo que esa es una información confidencial

— Prometo no decirle a nadie

— Aunque lo hagas, está en contra de las reglas, no puedo revelar alguna información acerca de las almas, porque alterarías el curso de la vida humana

— ¿Y ustedes las parcas no podrían hacer nada al respecto si se tratara de un asesinato en serie?

— Ese no es nuestro problema ni trabajo — se lleva sus brazos hacia su nuca —. Nosotros no intervenimos en la vida de los humanos, solo recogemos las almas y juzgamos si merecen vivir o morir

Innocent Soul: La Belleza De Un Alma Pura  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora