La primera vez que lo vio pensó que era la viva imagen de un príncipe azul.
—Te presento al príncipe Shoto Todoroki —le dijo su padre, el rey Yaoyoruzu—. Él será tu prometido.
Su porte y su elegancia, su seriedad, la confianza que irradiaba le deslumbró.
Pero no por mucho.
—¡Fue ella! —la señaló luego de tambalearse y romper por accidente uno de los jarrones del castillo.
Su corazón tembló ante la fuerte voz del rey Todoroki:
—¡No mientas Shoto! ¡Te vi!
...
—¿De verdad es necesario que Shoto se quede a vivir contigo? —escucharon a través del pasadizo que Melissa les había mostrado—. Ya acepté que se case con tu hija...
Los cuatro se miraron curiosos por lo que hablaban. Shoto, Momo, Melissa y Tenya estaban escondidos en uno de los pasadizos del palacio Shield y escuchan muy atentos la conversación de los monarcas.
—Yo soy el que aceptó, deberías agradecer que quiera formar un vínculo contigo en lugar de que te enviemos a prisión —le respondió el rey Yaoyoruzu—. Teníamos un acuerdo y no lo cumpliste.
—Esa bruja merecía morir —se defendió.
—Ya no cazamos brujas, está prohibido —le interrumpió el rey Shield.
—Y, si en el futuro lo olvidas, más te vale recordar que uno de tus hijos está bajo mi techo —le respondió el rey Yaoyoruzu.
...
Enseguida se dieron cuenta que Shoto era bueno en todo.
—¿Cuándo empezó la invasión a los territorios del norte? —le preguntó la pelinegra.
—En el 532 d.C.
—Cuando la reina Cristina murió, hubo un gran periodo de inseguridad política, ¿por qué? —esta vez, preguntó Melissa.
—No había un sucesor directo.
—¿Quién prohibió los aquelarres y por qué? —nuevamente preguntó la pelinegra.
—El rey David I porque representaba un peligro que tantos brujos se reunieran solos.
—¿Cómo se llama el amuleto que puedes usar para tratar el mal de ojo provocado por un brujo? —le preguntó la rubia.
—El Hamsa.
—Acertaste todas... —dijeron ambas chicas, divertidas.
Melissa los visitaba con mucha frecuencia para estudiar juntos, los tres eran muy buenos amigos. Tenya era un aprendiz de caballero y siempre los escoltaba, funcionaba como una especie de guardaespaldas.
Sentado en la biblioteca, el niño con heterocromía suspiró molesto:
—Esto es aburrido, ¿por qué debo aprender ésto? —dejó caer su cabeza, abatido—. Soy príncipe, no maestro.
—No digas eso, Shoto —rio Melissa.
—Si aprendemos todo ésto, será más fácil luchar contra los brujos —le explicó Momo.
—Es que no quiero luchar contra los brujos —les dijo—. Sería genial aprender a hacer magia.
Un silencio inundó la habitación.
—¿Qué? —por fin se animó a hablar la pelinegra—. No digas eso, la magia da miedo y los brujos son malos.
—Por supuesto que no, ¿cómo sería si pudiéramos pelear con una espada mágica? —se defendió el príncipe—. O mejor, una espada de fuego.
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Hechízame, brujita
FanfictionNo se sabe cuándo comenzó esta guerra, nacieron cuando esta ya tenía miles de años empezada. Ochaco emprende un viaje a una pequeña aldea para conseguir un mentor que le ayude a controlar sus poderes. Así, llega a casa del maestro Toshinori. Un anci...