Era una fría noche de invierno cuando un mago de nombre Yagi Toshinori encontró una oscura cueva para refugiarse de la fría nevada. Tenía solo treinta y cuatro años de edad pero lucía mucho más viejo. Había pasado muchísimo tiempo estudiando y practicando magia, convirtiéndose en uno de los mejores magos jamás habidos. También había viajado por todo el mundo, haciendo alianzas con ayuda de su mejor amigo el rey David Shield. Pero ahora nada de eso importaría, porque All For One lo había vencido en batalla expulsandolo de la prisión que estaba bajo su protección.
Millones de magos peligrosos serían liberados, esparciendo caos. Y él no podía hacer nada. Con su varita iluminando el camino, encendió una fogata al fondo de la cueva para que nadie lo encontrara. Se miró la fea herida; tenía pus y expulsaba demasiada sangre...
¿Así iba a acabar el legado de los One For All? De su saco, sacó varios frascos de pociones y vendas para tratar de hacer algo. Aunque claro, lo único que podría hacer sería alargar un poco más su sufrimiento.
—Veo que tú también vas a morir —una gutural voz de mujer lo sacó de sus pensamientos. Se giró rápidamente a dónde venía, era aún más profundo de la cueva—. No tengo fuerzas para hacer nada, así que no temas.
Con cuidado, se levantó y caminó hacia donde venía esa voz; curioso.
—¿Dónde estás? —se atrevió a preguntar—. ¿Qué eres?
Cuanto más se acercaba, más caliente y brillante se veía el lugar. Al llegar al fondo, se dio cuenta que estaba dentro de una guarida de dragón*. Una hembra de dragón, con los ojos rojos como sangre y las escamas rubias cenizas, yacía en medio de la cueva.
—Soy Mitsuki —se presentó.
Tenía millones de armas incrustadas por todo su cuerpo y se desangraba de manera lenta y dolorosa. Aunque las armas no eran lo que la estaba matando, él pudo ver el hechizo que algún brujo había echado sobre ella.
—Yagi Toshinori.
Observó el lugar, parecía que estaban dentro de un volcán. Entonces, se percató lo que la hembra protegía; un huevo de dragón.
—Los tuyos encontraron la manera de matarnos pero también de controlarnos —le explicó—. Quieren nuestro poder mágico para alimentar sus egoístas deseos, para eso están robando a nuestras crías*.
—Lo siento —se disculpó sinceramente—. He trabajado tan duro para mantener la paz...
En el otro rincón, observó la cantidad de libros que había.
—Puedo ver que eres el famoso All Might del que todos hablan —le dijo—. Supongo que puedo hacer algo para que vivas, pero con una condición —el de ojos azules como el cielo lo miró atento—. Hagamos un juramento, los tuyos lo usan todo el tiempo...
—¿Qué es lo que deseas? —le preguntó el rubio, sosteniéndose la herida que le escocía de dolor.
Le puso una mano en la fría piel con escamas, dando paso al juramento. A decir verdad, no tenía nada que perder.
—Yo, Mitsuki, di mi vida para proteger a mi cría —comenzó a invocar el hechizo—. Te pido que protejas a mi hijo, Katsuki, lo suficientemente hasta que este sea mayor e independiente por sí mismo —una fuerte luz dorada los envolvió a los tres—. A cambio puedes usar mi saliva para curarte y te doy todo lo que queda de mi poder mágico. Por favor, llévate esos libros; contienen toda la información de mi cultura y son los últimos que quedan. Quiero que Katsuki tenga una conexión con los de su raza, él podría ser el último... —su voz se fue apagando, al igual que el brillo—. De romper este juramento, tu herida te consumirá lo suficientemente hasta que pierdas tus poderes.
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Hechízame, brujita
FanfictionNo se sabe cuándo comenzó esta guerra, nacieron cuando esta ya tenía miles de años empezada. Ochaco emprende un viaje a una pequeña aldea para conseguir un mentor que le ayude a controlar sus poderes. Así, llega a casa del maestro Toshinori. Un anci...