Navidad

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El regreso fue incómodo, ninguno de los dos quería volver a casa pero la nevada que comenzó los obligó.

Ochaco estaba contenta porque al final se había divertido, si bien había sido cansado y se sentía desfallecer con cada paso que daba, también se sentía más fuerte por haber terminado exitosamente un día más en esta nueva vida que había elegido.

—Prepararé té para entrar en calor —le sonrió a su amigo, ambos habían regresado tiritando de frío.

Izuku no contestó, simplemente subió las escaleras. La chica decidió no darle importancia, seguramente quería ir a darse un baño caliente o algo así.

En la cocina, la castaña se dispuso a preparar una gran tetera de té para todos. Tarareaba y bailaba alrededor de la habitación que se mantenía caliente por la estufa de leña. Paró en seco al percatarse que allí estaba su antigua escoba y no pudo evitar recordar lo que le dijo Deku hace días, cuando recién había comenzado a trabajar.

¿No prefieres volar en tu escoba y vivir aventuras?

También recordó las carreras que dio con Katsuki, aquellos momentos divertidos e incluso cuando el profesor le enseñó y la elogió por lo bien que lo hacía.

Flotar te sale natural, definitivamente tienes el don.

Alargó la mano, anhelando volver a sentirse tan ligera. Pero inmediatamente detuvo su acción, la decisión estaba tomada.

La tetera chilló, el té estaba listo.

Corrió para retirarlo del calor y con cuidado sirvió dos tazas, una para ella y otra para Deku; dejándoles el resto a los demás en un lugar tibio. Después averiguaría dónde estaban los demás, primero quería que Deku probará el té verde que ella había hecho.

Subió escaleras rumbo a la habitación del peliverde, la bandeja en sus manos se mantenía firme con las dos tazas delicadamente en ella.

—Deku —tocó la puerta, muy feliz—. Abre, hice té verde para que entremos en calor después del entrenamiento.

La puerta se abrió y reveló al flacucho Izuku con el semblante algo serio, vestía un camisón para dormir y el fuego de su propia chimenea repiqueteaba dentro de la habitación.

—Que nos hayamos abierto esta tarde no quiere para nada decir que vaya a mantener la fiesta en paz contigo; así que no gracias, no quiero té si sigues con esta boba decisión de dejar de ser tú.

Y cerró la puerta.

—Deku sigue de mal humor…

—Ni me digas, hace dos días que me ignora y prometió que me enseñaría.

—En fin, creo que Deku ya no me está gustando tanto… digo, es lindo pero su actitud últimamente me deja mucho que desear…

—¿O sea? —Melissa le preguntó, curiosa.

—No me dejará de gustar de la nada, pero al paso que voy lo hará pronto.

—Mmm ya veo —comentó la rubia, sin atreverse a decir mucho por obvias razones—. Bueno, sal, quiero ver cómo te queda el vestido.

La castaña salió algo temerosa, lucía un sencillo vestido rosa con blanco, nuevo y con mangas holgadas.

—Me veo tan… diferente —suspiró la chica.

—Sé que pronto será tu cumpleaños, así que de nada —sonrió Melissa, pagándole a la señora de la tienda—. Además necesitarás algo para usar en noche buena, con el profesor ausente yo organizaré todo.

Hechízame, brujitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora