Un Objetivo

87 14 2
                                    

—¿Alguien nos pasa la pimienta negra, por favor?

Iida se encontraba junto a Katsuki en la cocina preparando la cena.

—Voy.

Melissa ayudaba a poner la mesa junto a Monoma.

—¿Cuántas sillas hacen falta? —inquirió el joven príncipe de ojos grises—. ¿Ochaco e Izuku cenarán con nosotros?

—¿Dónde pusieron la pimienta, Katsuki? —preguntó la de anteojos, buscando por todos los cajones sin éxito—. Pon dos sillas más, Neito; solo por si acaso, no creo que el profesor Aizawa los entretenga demasiado.

—No es justo, Cecilia y Mary no están haciendo nada —se quejó—. Al menos podrían ayudar, llevamos aquí un año y ustedes no hacen nada por la hospitalidad de estas personas.

—La pimienta está en el estante de arriba, que no se te caiga como siempre, rubia.

Katsuki apenas hablaba, para ser sincero no le caían muy bien los nobles; a la única que aguantaba era a Melissa y solo porque era muy cercana a Ochaco y Deku sino probablemente ni la voltearía a ver.

—Por supuesto que sí hacemos mucho, el señor Aizawa nos pone turnos en la guardería —molesta contestó Cecilia, se veía extraña vistiendo ropa de brujo—. ¿Quieres cambiarle los pañales apestosos a esos mocosos?

—Pero, Cecilia, si siempre soy yo la que termina cambiando pañales —Mary se levantó, para ayudar en lo que pudiera—. Tú solo los arrullas un rato...

—No es verdad, he cambiado como tres pañales desde que hacemos los turnos...

—Ajá, encontré la pimienta y esta vez no se me cayó —festejó la rubia, en ese momento unos serios brujos entraron por la puerta de entrada lo que inmediatamente hizo que la chica preguntara—: ¿Qué les dijo el profesor Aizawa?

Ambos brujos se miraron entre sí, nerviosos. El pecoso tenía la responsabilidad, ya había decidido a quiénes les contaría.

—Ya saben dónde está Shoto —mencionó sin dar detalles, después hablaría de lo confidencial—. Ochaco y yo estamos encargados de la misión, aunque aún no hemos empezado a trazar un plan.

La cena fue llena de preguntas que los brujos intentaron responder sin revelar información confidencial, el ambiente se sentía asfixiante por todos los ánimos que la noticia había presentado.

Intentaron dormir esquivando ciertas interrogantes y mañana a primera hora se llevaron a Katsuki y Melissa para hablar con la absoluta verdad. De un momento para acá, sus tres amigos habían empezado a hablar sin parar:

—Es increíble, Izuku —había dicho la de anteojos—. Ahora encontraremos a Shoto gracias a ti, está en el nuevo mundo, ¿no? Debemos irnos cuánto antes.

—Nunca hubiera creído que All Might te confiaría una responsabilidad tan importante, con lo torpe que eres... —murmuró Katsuki, pensativo—. Después de todo siempre fuiste su favorito...

—Felicitaciones, Deku —la castaña le palmeó la espalda un poco distante—. Ahora eres el adivino del equipo, ¿me lees el futuro después?

—¿Qué? ¿Puedes hacer eso también? —se emocionó la rubia—. Yo quiero.

—Izuku, ¿qué más viste en la bola?

—Sí, ¿cómo estaba Shoto?

Entonces, perdió los estribos y abrumado salió corriendo. Se perdió en el bosque que conectaba las montañas, buscando estar solo. ¿Era lógico sentirse así? Ahora entendía porqué los portadores del One For All vivían en el anonimato, era asfixiante que pidieran ver el futuro.

Hechízame, brujitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora