Capítulo 13

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"¿Cómo está tu Sangresucia, Severus?"

Severus sabía que una respuesta – una verbal, al menos – no era lo que quería, mientras el Señor Tenebroso entraba en su mente de una forma violenta y poco sutil. Granger gritando mientras la desfloraba. Luego cuando la tomó por detrás. Dándole instrucciones durante sus tutorías de Pociones. Observándola en el Gran Comedor en la mesa de Gryffindor, hablando con Potter, quien se sentaba a su lado. Otra comida, con Potter sentado frente a Granger, hablando animadamente. Granger diciendo buenos días mientras salía de su habitación. Granger rodeada de libros en el sofá cuando Severus regresó a sus habitaciones inesperadamente una vez.

El Señor Tenebroso salió, dejando a Severus con un palpitante dolor de cabeza, como siempre. "¿No la has usado para tu placer desde la primera vez?"

"Había poco placer, mi señor, siendo la cosa sucia que es. Ahora mismo, estoy esforzándome en ganar su confianza, como estaba planeado."

"¿Ayudándola a prepararse para sus exámenes y permitiéndole ver a sus amigos? ¿Al no someterla a ti?"

"Exactamente, mi señor."

"¿Y lo estás consiguiendo?"

"Todavía es pronto, pero, mi señor, eso creo."

"¿Potter todavía confía en ella?"

"Sí, mi señor. Él acepta que el matrimonio es meramente para proteger a la Sangresucia, así que ella sigue siendo de su confianza. Para el momento en el que la seduzca y socave sus lealtades, Potter estará tan acostumbrado a la idea de que ella es mi esposa solo en el apellido y nada ha cambiado, que no sospechará nada."

El Señor Tenebroso se giró hacia Dolohov. "Estabas equivocado sobre Severus, Antonin. Él no quería a la Sangresucia como un juguete, como tú. La quería para ampliar mi ventaja, sin preocuparse de su propio placer. Él es paciente, espera su tiempo, por bien."

Dolohov lanzó una mirada a Severus, su ira apenas contenida, entonces respondió al Señor Tenebroso. "Sí, mi señor."

El Señor Tenebroso regresó con Severus. "Puedes hacer lo que quieras con él, mi fiel sirviente."

Severus hizo una reverencia. "Mi señor." Levantó su varita hacia Dolohov, quien se encogió. Lanzó un Cruciatus, pero la intensidad era baja y no lo sostuvo por mucho tiempo.

"¿Le muestras piedad?" preguntó el Señor Tenebroso. "¿Después de lo que te hizo?"

"Solo un poco de moderación, mi señor. Cada uno de nosotros, sus sirvientes, seremos necesitados en la batalla que se avecina. Sus necesidades sobrepasan mi insignificante necesidad de venganza."

"Sssssí." Los ojos rojos brillaron y su horrible rostro se retorció en lo que Severus sabía era lo más cercano a una sonrisa. Dios, el hombre – si se podía usar ese término – era más susceptible a la zalamería que nadie que conociera Severus. "Me has complacido, Severus. Regresa con tu Sangresucia y gánate su confianza, para que puedas contarme los planes de Potter."

"Mí señor." Se inclinó y caminó hacia la puerta. Detrás de él, escuchó los gritos que reconoció como los de Dolohov.

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"¡Necesito verlo!" dijo Hermione. "¿Por qué no me dijiste?"

"Él está bien," dijo Harry. "Lavender está con él ahora."

"Oh." Leyendo entre líneas, Hermione se dio cuenta de que Harry quería decir que Ron no la quería ahí. Estaban en el Gran Comedor y su apetito desapareció. Harry siguió comiendo, al parecer, los chicos adolescentes tenían hambre incluso cuando sus mejores amigos estuvieron a punto de morir envenenados.

Deber y DeterminaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora