Deber y Determinación

Capítulo 23

NT: Lo sé, el capítulo anterior fue horrendo, uno de los que menos me gustaron, pero no se enojen con la mensajera. De todas formas, recuerden la poción del Día de la Marmota.

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Era pasado el desayuno cuando Hermione se despertó el sábado por la mañana. Revisó la hora y vio que se había perdido su tutoría de Transfiguraciones con Minerva. Aparentemente, Severus había cancelado su alarma, decidiendo que tenía que dormir más que estudiar. Normalmente eso la habría molestado, pero hoy no. Necesitaba dormir. Revisó su diario encantado, donde él había escrito, le dije a Minerva que reprogramarías. Desayuno en estasis.

Se puso su bata y caminó hacia la sala de estar, donde Severus estaba haciendo café y leyendo. "Oh," dijo, asegurándose de que su bata estaba bien cerrada. "Cuando vi tu mensaje, pensé que te habrías ido."

"Íbamos a hablar esta mañana."

"Correcto." Se sentó en la mesa, evitando sus ojos, y se sirvió una taza de té.

"Estás incómoda."

Ella esparció mermelada en una tostada. "Estoy avergonzada."

"No hay necesidad de estarlo"

En ese momento, levantó la vista. Él estaba siendo bastante sensato con todo esto. Por supuesto. Porque él es sensato. A diferencia de ella, que le había mostrado estúpidamente a su marido-de-conveniencia un puñado de memorias que le mostraban el ridículo enamoramiento que estaba desarrollando.

"Estoy agradecido de que me mostraras esas memorias," dijo.

"¿Lo estás? ¿Por qué?"

"Porque estabas en lo correcto. El Señor Tenebroso esperará que haga más que ser tu tutor para los EXTASIS. Pero más allá de eso," continuó, cuando ella empezó a interrumpir, "quiero hacer más"

Su respiración se aceleró y lo miró. ¿Estaba diciendo lo que creía que estaba diciendo? ¿Qué él la deseaba de esa forma? Él se levantó, caminó hasta su lado de la mesa y tomó su mano. Cuando ella lo miró, con incertidumbre, él tiró de su mano gentilmente instándola a levantarse. Cuando lo hizo, él bajó su rostro hasta que sus labios apenas rozaron los suyos, entonces retrocedió y la miró.

"¿Fue eso muy inoportuno?"

Negó con la cabeza.

"¿Puedo besarte de nuevo?"

Ella tragó saliva y asintió. Esta vez, él puso un brazo alrededor de su cintura antes de capturar sus labios con los suyos. El beso era más que un roce. Su boca todavía estaba cerrada, pero la presión era firme, y la mano que no estaba en su cintura se deslizó a su cabello, sus dedos en su nuca y su pulgar acariciando su mejilla. Solo cuando ella suspiró y abrió sus labios, pudo sentir que su boca se abría también, empezando a besarse hasta la inconciencia, ahora ambos brazos alrededor de su cintura, apretándola contra él. No es que necesitara que lo hiciera, ella tenía las manos en su cabello y su cuerpo estaba prácticamente fundiéndose con el suyo.

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¿Por qué le había tomado tanto tiempo hacer esto? Pensó mientras la besaba de nuevo, una mano jalando el nudo de su bata para poder deslizarse debajo, sus manos acariciando la suave piel dejada al descubierto por sus shorts y su camiseta. Ella no se opuso. Al contrario, gimió contra su boca y se presionó nuevamente a él. Podía sentir claramente su erección contra su cuerpo, y no parecía que le molestara en lo más mínimo.

¿Por qué había esperado? ¿Cobardía porque estaba inseguro de su respuesta? Desde que le había pedido que la besara ayer – o, más bien, el anterior día de hoy, el cual ella no recordaba – supo que ella le correspondería hoy – este hoy, su segunda oportunidad de hacer las cosas bien, para evitar el horror en el que se rehusaba a pensar. Hoy, él llegaría a tiempo. El Señor Tenebroso vería que se había acostado con su esposa. Y se le ocurriría alguna "información" inventada pero totalmente creíble de Potter para poder darle al desquiciado. Tal vez, si jugaba bien sus fichas, el Señor Tenebroso no le pediría que le llevara a Hermione.