Deber y Determinación

Capítulo 17

Mientras Severus preparaba su laboratorio privado para el tercer y último día de preparación de la poción del Día de la Marmota, su mente iba a mil por hora. Cuando el Señor Tenebroso no murió en Halloween de 1981, Severus asumió que fue porque había hecho un Horrocrux. Cuando regresó, Severus supo que estaba en lo cierto. Pero nunca se le ocurrió que el bastardo había hecho más de uno. El hecho de que retornara con apariencia apenas humana, a medio camino de la locura, Severus lo atribuyó solamente al hecho de que había sido asesinado y resucitado. No debió hacerlo. Sabía que era mejor no hacer suposiciones. Las suposiciones podían matarte.

El anillo maldito que estaba matando a Albus lentamente era uno de los Horrocruxes. El diario que Potter destruyó cuatro años atrás era otro. El guardapelo de Slytherin, aún perdido, era el tercero. ¿Cuántos más había? ¿Cuántas veces puede un alma dividirse antes de que la persona se vuelva completamente loca?

¿Sabía Albus cuántas más quedaban? Si era así, no le había dicho a Potter, o Granger lo sabría. Pero le había contado a Potter más de lo que le había dicho a Severus. ¿Por qué? ¿Acaso no confiaba que Severus podría ocultarle la información al Señor Tenebroso? ¿Qué otra cosa no le había dicho?

Pero Granger le dijo. Confiaba en él. Más de lo que confiaba en Albus, aparentemente, porque le pidió que no le dijera a Albus lo que le había contado. No quería que Potter supiera. Así que, ella estaba ocultándole cosas a Potter, pero no a él. ¿Por qué? Si Severus tuviera, realmente, el objetivo que le había dicho al Señor Tenebroso que estaba persiguiendo, estaría lográndolo admirablemente bien.

Una vez que el caldero y los ingredientes estuvieron dispuestos, Severus cerró los ojos e inspiró profundamente, aclarando su mente. La arena del tiempo era demasiado valiosa para ser utilizada mientras tenía la mente en otra cosa. Esta era la primera vez que él la preparaba desde que la perfeccionó y probó. Era el tipo de cosas que era muy útil tener a mano en caso de emergencias, pero su fecha de caducidad era demasiado corta como para tenerlas guardadas. Ahora, sabiendo que iba a tener que llevar a Granger ante el Señor Tenebroso en algún momento, valía la pena prepararla, especialmente desde que había llegado a una decisión con respecto a la Occlumancia de Granger.

No quería tener que Obliviarla. Había aprendido mucho, y odiaría verlo destruído. Era extremadamente buena para alguien que recientemente había aprendido de forma autodidacta. Probablemente sería lo suficientemente buena para engañar al Señor Tenebroso, pero no estaba seguro, y era tomar un gran riesgo.

Después de mucha deliberación, decidió que la siguiente vez que fuera convocado, le mostraría al Señor Tenebroso la memoria donde él se preguntaba si Granger estaba Occludiendo, luego una en la que le preguntaba si había estudiado Occlumancia, seguido por el más espectacular de sus fracasos, la vez cuando pasó por sus escudos fácilmente, y siempre cuando la biblioteca estuviera puesta, nunca cuando estuviera proyectando la mente desprotegida y aparentemente aleatoria. Para asegurarse de tener suficiente de esas, le había pedido a Granger que debilitara deliberadamente su escudo biblioteca durante su última sesión de Occlumancia, le avisó que iba a traspasarlo, y que le dejara hacerlo, mientras aparentaba que estaba haciendo su mayor esfuerzo por mantenerlo afuera. No preguntó por qué, pero él prácticamente podía ver los engranajes de su cabeza girar mientras hacía conjeturas.

Si tenía éxito, cualquier evidencia de Occlumancia que el Señor Tenebroso viera, sería desechado como un patético intento de Granger por mantenerlo fuera, lo cual fallaría, y entonces el Señor Tenebroso atravesaría su lamentable barrera biblioteca, y Granger podría usar sus técnicas más avanzadas. Si el Señor Tenebroso sospechaba que sus habilidades superaban lo que Severus le había dejado creer, podía ser atribuido a aprendizaje adicional que Granger estuviera haciendo por su cuenta. El Señor Tenebroso estaría enojado de que Severus la hubiera subestimado, pero también se sentiría autosuficiente y petulante con su habilidad para reconocer lo que la chica estaba haciendo. Era una estrategia más bien complicada, pero era lo mejor que se le había ocurrido.