Capítulo 50

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NT: CAPÍTULO FINAL

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Severus nunca habría pensado recordar el periodo de Albus Dumbledore como director con algo remotamente parecido a la nostalgia, pero Minerva lo presionaba hasta el extremo. "Eres el subdirector. Por supuesto que tienes que ir," chasqueó ella cuando declinó hacer de chaperón para el baile de Halloween que se había anunciado como una nueva tradición anual. "Honestamente, Severus, si sigues quejándote y tratando de escabullirte ante cualquier cosa que te digo, tendré que ofrecerle la posición a Séptima el próximo año."

"Ofréceselo para el resto de este año, si quieres," sugirió Severus.

"Alterar los contratos a mitad de año es tedioso y consume mucho tiempo. Tendrás que hacer de chaperón para el baile de Halloween – disfrazado – punto," replicó la bruja.

Así que ahí estaba, dieciséis años después del día en que Lily Evans Potter fue asesinada, menos de seis meses desde que había vengado su muerte matando al mago que la asesinó. A su lado estaba Hermione, con el cabello adornado de conchas y usando una falda alterada con Glamour para parecer genuinamente como una cola de sirena.

Minerva se acercó a ellos en un voluminoso vestido de satén rosa, y una pomposa y empolvada peluca que haría parecer a María Antonieta muy austera en comparación, "¿dónde está tu disfraz, Severus?"

"Este es el atuendo de un maestro Pocionista durante el reinado de la Reina Victoria."

Ella lo miró de arriba abajo. "Se ve exactamente igual al atuendo de un maestro Pocionista durante el reinado de la Reina Isabel II."

"Ciertamente."

Minerva se giró hacia Hermione. "Pensé que lo harías entrar en razón."

"Severus y yo no obligamos al otro a hacer nada, Minerva."

Minerva golpeteó su varita contra la palma de su mano izquierda mientras miraba a Severus de arriba abajo. "Debería transfigurar esas túnicas en un traje de calamar gigante, para mantener la temática acuática de Hermione."

"Le aseguro, Madame, que entonces sería la última cosa que Transfiguraría."

La anciana rio y transfiguró el pañuelo de Severus a uno color rojo sangre. Él lanzó un Finite sin varita, el cuál no funcionó, luego repitió el hechizo usando su varita, aún sin conseguir ningún efecto. Hermione sonrió, recordando claramente haberle insistido que usara uno así en la fiesta de Slughorn.

"Volverá a su color natural en media hora," dijo Minerva mientras se alejaba deslizándose entre el crujido del tafetán.

Severus se la quedó viendo, hasta que su mirada captó a Potter, vestido de Han Solo, un disfraz que solo unos pocos nacidos de Muggle y algunos mestizos reconocerían, con la chica Weasley vestida como una Princesa Leia pelirroja. Potter lo miró, vio su pañuelo y levantó su dedo pulgar.

Desde la muerte del Señor Tenebroso, Potter se había rehusado a ser intimidado por Severus, y dejándose caer por su oficina para pedirle más memorias de su madre. La mayoría del tiempo, Severus le decía a Potter sin rodeos que estaba demasiado ocupado para esos sinsentidos, pero en momentos ocasionales de debilidad, había accedido. Sabía que eso solo alentaba al infernal muchacho, y cada vez, juraba que sería la última, pero entonces se encontraba haciéndolo nuevamente la semana siguiente. Ahora, Potter tomaba la mano de la señorita Weasley y caminaba hacia Severus.

"Bonito disfraz, señor," sonrió Potter.

"Que la fuerza te acompañe," respondió Severus.

Cuando la señorita Weasley pareció confundida, Potter miró a Severus y puso los ojos en blanco. "Sangrepuras."

Deber y DeterminaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora