Capítulo 14

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"¿Por qué? Ni siquiera le cae Slughorn," dijo Hermione la mañana siguiente, sábado, cuando regresó del desayuno y Snape le pasó la invitación. Suficientemente malo era soportar la estúpida fiesta de Navidad de Slughorn, pero ahora estaba haciendo una fiesta para el Equinoccio de Primavera. ¿En serio? ¿Quién hace eso?

"Albus ha solicitado que asista y, como soy un hombre casado, parecería raro que mi esposa no asistiera conmigo."

"Bien entonces." Hermione había pasado suficiente tiempo con Snape para saber lo que significaba esa rígida cadencia victoriana. Cuanto más sonaba como un cura en una novela de Anthony Trollope(1), más incómodo era como se sentía.

"Puedo acompañarla a Madam Malkin esta tarde," dijo.

"Puedo transfigurar algo."

"Puede, pero no lo hará. Mi esposa no va a usar un vestido mediocre, transfigurado de segunda mano."

"Bien, pero no tiene que venir conmigo."

"Sí, lo tengo. Primero, Dios sabe con qué regresaría, y –"

"¿Cree que no tengo buen gusto? Solo por eso, usaré rosado."

" – Y en segundo lugar, es un objetivo."

"Oh." Eso detuvo su diatriba.

"Y no puede usar rosado."

"¿Verde?"

"O negro," sonrió burlonamente él. "Cualquiera de los dos sería aceptable."

"¿Rojo?"

"Fuera de discusión."

"¿Dorado?"

"¡Legilimens!"

"¿Qué demonios?" jadeó, sacándolo de su mente. No quería que se enterara de los Horrocruxes así. Quería ver si podía ocultarlo de él, y luego decirle cuando ella lo decidiera.

"Le dije que la pondría a prueba en momentos aleatorios, sin previo aviso."

Lo hizo. Pero no lo había cumplido hasta ahora. Al menos había sido capaz de sacarlo fuera. Luego cayó en cuenta. "Me dejó hacerlo."

"Lo hice"

"¿Por qué?"

"Si quiere saber, encuéntrelo," la desafió.

Ella tomó su varita. "Legilimens." Cuando su cabeza dejó de girar, estaba sentada en el piso. "Ow. Joder. ¿Qué fue eso?"

"Eso es lo que pasa cuando brujas curiosas desean saber cosas que no son de su incumbencia."

Se puso de pie. "Cretino."

"Suelen decírmelo."

"Si logro entrar y quedarme, usaré rojo en la fiesta de Slughorns, y usted usa una corbata roja."

"Definitivamente no lo haré."

"Entonces, ¿está preocupado de que pueda entrar?"

Él entrecerró los ojos. "Si pudiera entrar, y quedarse dentro. Lo cual no pasará."

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Hermione observó la selección de túnicas de gala negras y verdes colgadas en el probador de Madam Malkin. Más allá de los colores de su Casa, realmente no le gustaba mucho el rojo, y en verdad se veía mejor en verde o negro, pero no podía resistirse a la idea de tomarle el pelo.

Había necesitado dos botellas y media de poción contra la migraña para aplacar el dolor de cabeza después de sus embarazosos y poco fructíferos esfuerzos por entrar en su mente y permanecer ahí lo suficiente para ver algo. Se confió y eso había sido una llamada de atención. No estaba ni cerca de estar lista para el Señor Tenebroso, pero lo estaría.

Deber y DeterminaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora