Capítulo 30

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Hermione se despertó en su propia cama por cuarta vez seguida el sábado. Se levantó y fue a la habitación de Severus. Estaba dormido, sin camisa y bajo el cubrecama, como el día previo en vez de estar totalmente vestido y encima, como lo había hecho anoche después de tomar la Poción de los Muertos Vivientes. Se deslizó en la cama al lado de Severus y se preguntó qué había pasado la noche anterior. Él estaba con demasiado dolor por las llamadas que estaba ignorando como para contarle antes de sucumbir a la inconsciencia.

Podía decir, por la forma como su pecho subía y bajaba, que solo estaba durmiendo, no inconsciente por la poción de los Muertos Vivientes. Resistió la urgencia de tocarlo porque quería que descansara. No podía ni imaginarse el estrés bajo el que estaba, pasando tres noches seguidas con ese monstruo en su cabeza.

Quedaban tres viales de la poción, un día más para ambos, o tres para Severus. Si lo necesitaran. Lucius había querido tomar una también, para recordar, pero Severus le dijo que necesitaba guardarlas, y Lucius aceptó.

No, no Lucius. Era el señor Malfoy – el padre purista de la sangre de Draco, un pretencioso altanero, un peligroso mortífago. Incluso si era el mejor amigo de su marido – para gustos, los colores – no iba a dejar que le sacara el resentimiento con sus coqueteos, sus bromas y su encanto.

Severus se estiró y abrió los ojos.

"Funcionó," dijo. "Desperté en mi propia cama, y tú despertaste vestida así, incluso cuando te dormiste con tu túnica."

"Si no lo hubiese hecho, Lucius estaría muerto, o peor." Él miró la Marca Tenebrosa.

"¿Todavía te duele?"

"No." Salió de la cama. "Aunque sé que Lucius probablemente esté bien, me sentiré mejor después de hablar con él."

"Por supuesto." Hermione se sentó en la cama y escuchó a través de la puerta las voces amortiguadas en la sala de estar, ambas de Severus y Lucius. Cuando entró a la sala, Severus estaba en su escritorio escribiendo una carta.

"Mipsy," dijo, sellando un pergamino. Cuando la elfa apareció, dijo, "¿podrías llevar esto a la lechucería y enviarlo a David Levin, Whitechapel, Londres, por favor?"

"¿Cómo ayer, amo?"

Severus se la quedó mirando. "¿Recuerdas eso?"

"Mipsy no es tan vieja y senil como Iggy, ni está todo el tiempo borracha, como Aggy. Mipsy recuerda." Entonces se fue.

"Vaya," dijo Hermione.

"Vaya, ciertamente. Tal vez los elfos de Malfoy podrían ayudarnos en algún punto."

"Hablando de eso, ¿tu mejor amigo de toda la vida (1) vendrá hoy de nuevo?"

"No parecía importante ayer."

Ella puso los ojos en blanco. "Por Dios."

"Parecías tan susceptible a sus encantos como cualquier bruja que haya conocido."

"Es un imbécil purista de la sangre. Y eres un maldito imbécil (2)."

"¿Qué hice para molestarte?"

"Estar celoso de Lucius Malfoy, de todas las personas. En serio."

"Él es guapo y encantador, y ayer, actuabas como si te gustara."

"No me gusta él. Me gustas tú, maldito imbécil. Por Dios."

Lucius estaba en lo correcto. Realmente no entendía a las mujeres. Y a lo mejor Hermione también lo estaba, y realmente era un maldito imbécil. Pero ella obviamente lo quería de todas formas, así que la besó.

Deber y DeterminaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora