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¿La hija del gran Duque? Carter desconocía muy al perecer las jerarquías de la edad antigua, pero al menos podía entender que esa mujer es de una familia adinerada y poderosa, lo suficiente para aplastar a toda la competencia, su caminar, su presencia sola opaca a todas las demás.

-Señorita...-Murmura José con la mirada gacha y la sube levemente, hasta toparse con su rostro y sonrojarse con furor, tragando duro.-señori, señorita Heather Dixon es una dicha verle aquí, ¿su padre el gran Duque se encuentra bien?

¿Qué, acaso es una especie de famosa?

Sonríe Heather con elegancia y humildad, sin mostrar un a pizque de inseguridad, deslumbrando sus labios rojos y finos, posando su palma en su cadera.

-Dicha la mía caballero, gracias por pensar en mi queridísimo padre,-Sonríe mostrando sus blancos y rectos dientes.-que Dios ilumine siempre a gran Bretaña.

El caballero traga duro y asiente sonriente, extrañamente con otra actitud muy positiva al ver a la señorita, marcando algo en su papel sin preguntarle absolutamente nada, regresando su mirada hacia ella.

-Paso la primer prueba señorita Dixon.-Varias gimen en sorpresa y la señorita Dixon hace una reverencia sin sorpresa, regresando a su lugar, como si fueran polillas todas las damas se acercan a ella con admiración, preguntando y charlando, mientras Dixon parece una mujer reservada y cautelosa.

Si se puede ver a millas que Dixon viene de familia demasiado noble y que este puesto es muy pequeño para ser hija de un Duque, cruzando por la mente de Carter que cuáles habrán sido las razones para tomar una decisión tan alocada, no tiene muchos conocimientos, pero si los suficientes para saber que es la única que sobresale de aquí.

Quizás estas pruebas sean un chiste para ella.

-Siguiente señorita...-El tono de José cambio radicalmente, a uno serio, oh, como cambian los hombres tan rápido.-North East.

Una mujer con unas telas hermosas purpuras camina con elegancia hacia el examinador, tomando asiento en frente de él. El caballero saca una lista de preguntas al parecer, ya que revisa con cuidado cada una para empezar el cuestionario, el cual no le hizo a Heather.

-Si el príncipe se sienta a comer, en un amanecer cuál es su obligación con los preparativos ya hechos en la mesa.

¿Qué? Pues servirse él mismo, ni que fuera inútil.

-Servirle yo misma, con total gusto.-Sonríe a gusta, sin siquiera pensarlo. Abriendo Carter los labios sorprendida, ¿Qué? No puede ser, porqué, qué diablos les sucede.

Asiente él, raspando la hoja con el plumón.

Da varias series de preguntas que en la mayoría estuvo en desacuerdo Carter, escuchando solamente y esperando con paciencia su turno, el cual no veía llegar, viendo cada dama caminar con suprema elegancias sus preciosos vestidos, teniendo ella solamente el mismo, pero en diferente color.

Pasando así las horas tan largas y tormentosas, si que tenía ganas de tirarle en cara a ese examen que no son amantes, ni acompañantes de sexo, no, Carter jamás se juntaría con alguien así aunque la sacará de todas sus miserias y tormentas, quizás ser su concubina sea un infierno mucho peor que el suyo mismo.

Tales normas, no valoran a la mujer.

-La siguiente señorita...-Murmura el concejal, casi entrecerrando los ojos del sueño, tras admirar Carter que ya es de noche, sin tener idea de la hora, pero si lo suficiente que anocheció hace mucho y que es la última de todas, estando vació el lugar.-Vorkshire.

Por alguna razón sabía que ese es del pueblo que nació, poniéndose sobre sus pies y agradeciendo que no se encuentre las damas para burlarse de su vestido humilde, como si su familia y pueblo no se esmerarán en conseguir lo mejor, cuando yacen en hambre.

Se posa en frente de él y este la mira sin interés alguno, posando sus ojos en el papel para cumplir con la última de todas, librándose de la primera tediosa tarea, aunque en su mente ya cruzo que justamente quién tiene en frente de él es una dama de bajos recursos, con expectativas muy bajas de que pueda superar las pruebas y ser del gusto de su majestad.

Muy corriente para su gusto.

Con sólo ver sus características, cabello castaño común largo y sin forma única, liso, piel por poco blanca tras los cuidados de su familia para que no se oscureciera, pero tenía un tono casi moreno, tamaño normal sin grandes caderas o pechos, no, lo peor de todo son sus ojos achinados, deslumbrando sus facciones más repudiadas por los británicos.

Que insolencia es solo su presencia, una burla total a la realeza, ¿Cómo pudo la emperatriz tan solo tomarla en cuenta para este concurso?

Descendencia china, comunes en agricultura, pero inmigrantes detestables.

Seguro ni la primer pregunta podrá responder adecuadamente.

-¿Si su majestad le diera una papa,-La mira directo a los ojos, sonriendo levemente con diversión.-la sembraría o se la comería?

Carter frunce el ceño confundida, ¿Qué, una papa cruda? Si fuera Hazel hubiera llorado con suma tristeza tras el comentario hiriente, ya que ser discriminada por sus antepasados y sus rasgos, es algo muy común e insoportable, sin tener idea a qué responder, bajando su cabeza.

-¿Disculpe?

-¿No puede responder una pregunta tan simple?-Bufa el concejal, tachando algo en su cuaderno con brusquedad.-En serio, ser formal con una simple agricultura que apenas sabe comunicarse.

La chispa dentro de Carter colisiona al escuchar su comentario ofensivo, ¿Por qué nació en un pueblo humilde y por sus ropas? ¿Cree que puede faltarle el respeto por tales cosas banales? No, se ha topado con la persona equivocada, sin embargo él cierra su libro y camina directo a la salida.

Carter corre detrás suyo sorprendida, reprobó sin siquiera poder responder.

No es como si quisiera sacar buenas notas, pero ese sabor amargo en su paladar después de ser discriminada, no lo podía dejar pasar en alto, al diablo sus intereses o su objetivo principal de huir tras el sueño.

-¡Espere concejal!

-La oportunidad se dio y no la aprovecho.-Sisea cortante, abriendo de la puerta, sin embargo Carter intenta detener la puerta sin éxito alguno tras la fuerza del hombre, empujando de ella sin cuidado, casi tropezando, ¿Qué diablos le pasa?

No lo dejará ir sin antes oírla.

-Cómo podría saber tal pregunta-Casi chispa su lengua de rabia de la sola idea.-¿Su majestad acostumbra a regalar papas a sus concubinas?

-Debería responder a tal preguntar, ¿Eso es de costar?-La rabia de Carter se acumula a tal punto de enfurecer, formando puños a sus costados.

-Si me diera una papa el príncipe...¡Se la tiraría directamente a usted!

-¿Disculpe, me esta faltando el respeto?-Parece supremamente ofendido tras el comentario repulsivo que le tiro Carter, deteniendo su paso y girando su cuerpo hacia ella.

-No concejal, el respeto tanto como la confianza se ganan, quién me discrimine por mi origen o mis características carece de entendimiento y razonamiento, quién tan incompetente cómo usted no puede conocer fundamentos tan básicos en la sociedad para mantener paz y una integridad social si ni siquiera se práctica eso en el mismo palacio.-El aliento irregular de Carter se vio afectado tras tremendo sermón que jamás imagino extender, pero su sensibilidad estaba en la cúspide tras acumular tantos comentarios ofensivos.

Jamás se planteó desquitarse con el concejal.

Frunciendo el ceño el concejal tras escuchar palabras tan complejas en su vocabulario, ¿cómo, cómo ella...?

-Usted...¡Usted!-Con eso en claro, sonrío de lado Carter, girando sobre su cuerpo sin ánimo de alargar más la conversación, dejando más que humillado al pobre concejal, colorado del rostro de la vergüenza y su respiración acelerada por la furia de este.

Sin plantearse de la posibilidad que una tercera persona haya escuchado toda la conversación sin hacer movimiento alguno, destacando tras la helada y oscura noche, sus dorados ojos cómo tenebrosos tras plantearse toda la situación, preguntándose tras toparse con tan extraña escena después de practicar con su espada para ser el futuro comandante.

¿Quién es aquella mujer?

Vals del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora