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-¿Usted, usted realmente me va ayudar?-Pregunta Carter con la mirada grande, fuera de la estación de policía y con sus cosas en mano, el señor que la ayudo camina en frente de ella hasta llegar a su puesto de verduras y tomar asiento en su lugar, teniendo una expresión demasiado seria en su rostro.

Sin embargo al ver el rostro de la joven chica, su uniforme escolar manchado con pequeñas gotas de sangre por los raspones y toda manchada, como mojada le hizo preocuparse, pero no cuenta de manera económica ayudarla y mucho menos tiene la intención de hacerlo.

Aunque estaba muy seguro de por sí que en la estación de policía no iba a estar segura, no era ninguna gánster, arruinar su vida así siendo tan joven, sería muy lamentable. Lo cual la mirada de Carter se transforma de esperanza a desilusión por su silencio repentino, no, no, él le puede ayudar con lo que sea.

-No se preocupe señor, verá, no debe pagarme con dinero.-Frunce el ceño el viejo señor confuso.-Sólo con que pueda darme comida como pago estaría más que agradecida, todavía no soy mayor de edad y por eso mismo no puedo trabajar, así que le seré molestia por poco tiempo, lo prometo.

-¿Molestia?

-Oh, no, digo inconveniente,-Se rasca la cabeza nerviosa.-lamente ser impertinente, pero necesito mucho el alimento.

De pronto tronando su estomago de manera tan escandalosa que no pudo evitar que el señor en frente suyo escuchará, sonrojando sus mejillas con intensidad. Recordando que tiene más de un día sin comer adecuadamente, sin tomar la suficiente agua haciendo notar eso en sus labios secos y pálidos.

Lo cual el señor de rostro serio saca una manzana de su puesto y con un cuchillo le parte en varias partes con facilidad, alzando de este hacia ella y Carter abre los parpados con impacto, tomando de ello con cierta timidez pero al tener el hambre devorando sus paredes de su estomago, pudo sentir el sabor de la dulce manzana en su paladar sin tener que probarla.

Sólo con verla.

-Come, no tengas pena.

Tomando todo de un bocado llenando su boca, como una ardilla rellena de bellotas en sus mejillas, esa imagen le producía en el viejo soltando una pequeña risa al verla de esa forma. Mascando como puede los pedazos y por poco toser tras la grande cantidad, tomando de lo sobrante para pasarlo de una sin poder disfrutar bien el sabor, ya que la necesidad de llenar el estomago es primordial.

Jadeando de la dicha de tener un poco de comida en el estomago.

Sin percatarse que el señor ya había pelado y cortado unas peras, al igual que un mango.

-Señor...-Murmura ella con gran pena.-es su comida, yo, yo no he trabajado nada.

-Es un pequeño adelanto y no te preocupes, aquí tendrás tus tres comidas diarias.-Abriendo ella sus parpados con impacto y tapar sus labios de un pequeño grito que salió de ellos, sonriendo con gran alegría.

-Muchas gracias señor, yo, yo...¿Puedo venir después de la escuela?

Asiente él.

-No olvides venir por tu desayuno.

Carter no quiso hablar de no tener hogar, ni un lugar estable porque no quiere ser una molestia para él, por poco se queda sin trabajo y no quiere echarlo todo a perder por su vida desastrosa. Mirando por primera vez una oportunidad de sobresalir de la dificultad, inclinando varias veces su cuerpo en agradecimiento.

-¡Muchas gracias! No falto mañana.

Sonriendo el anciano en felicidad.

-Llámame señor Lee.

Vals del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora