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De pronto las paredes parecen asfixiantes, los pasillos tan estrechos y su respiración agobiante, no soporta su propia presencia, las desgracias después de sus duras palabras le dejaron más que claro su desprecio, el odio por ser la única testigo de su pasado fatal que al fin y al cabo no pudo hacer nada, pero, ¿dejarla a la deriva de una isla por su ambición de hacer justicia con Hazel?

Comprende que quiere derrocar a la emperatriz, entiende bien que es su venganza. Pero tirarla a ella al basurero como si su esfuerzo no valiera nada, como si ella misma no significará nada, se ve que jamás luchará con tal de sacarla de su cruel destino al perder el puesto de concubina, que le duele, le duele tanto en su corazón su indiferencia, le asfixia.

Mirando la puerta de madera sin atreverse a dar un paso ni adentro, ni afuera, porque sus ojos turquesa se abren con asombro tras su acción, derramando lágrimas con duro pesar, humillada, sin dignidad y completamente rota, apretando su mano en su pecho con agobio e inclinando sus rodillas hasta yacer en el suelo, desecha.

-Jaden...-Murmurando su nombre por primera vez desde que llegó al castillo a su joven edad, después de tantos años, la última vez que lo llamo por su nombre fue cuando eran apenas unos niños, amargando por completo su pecho el solo recuerdo.-Su majestad, Jaden ¿por qué me hace esto?

Tensando sus labios al sentir la desesperación que recorre sus venas, sus manos que chasquean con tal de golpearlo, de gritarle que le odia, que no es el único que la desprecia con duras penas poniéndose sobre sus pies y golpear con furor la puerta con tal de que responda, con furor total.

Después de tantos años, humillarse, intentar acercarse a él y que este lo perdonará con tal de volver a obtener su amor, ese hombre quién se llama Jaden es alguien muy desconocido para Heather, tan terriblemente desconocido a ese niño noble, de corazón amigable y puro, sin malas intenciones, tan amoroso y ponía a todos de primero antes que él.

Su mejor amigo, su primer amor.

Abriendo de pronto la puerta Jaden con brutalidad fuera de sus casillas, con el ceño fruncido.

-¿No te has ido después de mis palabras, acaso no tienes dignidad?-Le dice el príncipe tensando su mandíbula.

Temblando los labios de Heather tras sus palabras aún más dolorosas que las anteriores, apretando sus manos en puños y sin esperar Jaden ella golpea de su pecho con furor varias veces, este abriendo sus parpados con sorpresa al recibir sus puños cerrados que no le duelen en absoluto, pero ella lo hace con todo su esfuerzo, jadeando de la rabia, apretando sus dedos entre sus ropas y pegar su rostro a su pecho rendida, quedando él estático, por segundos incapaz de alejarla.

Sintiendo por primera vez su piel junto a la suya después de tantos años, su calidez...

Latiendo con furor su corazón que yace con el suyo, destruyendo lo último que le queda, lo que tanto lucho con tal de proteger, recordando siempre esos buenos momentos a su lado. Puede ser egoísta pero para ella él lo era todo, su mundo, su presente, su futuro, su pasado, cada cosa por más aburrida que fuera, él la alegraba.

Con los aburridos compromisos de su padre con ella al tener que visitar el castillo de la familia real, su padre siempre le quiso enseñar sobre las cosas de trabajo a su corta edad pero ella solo pensaba en jugar. Jaden era sus escapes, sus aventuras y los cuentos que le contaba la madre de Jaden a ambos antes de dormir, la madre de Heather murió antes de ella tuviera memoria, así que nunca tuvo a una madre.

La madre de Jaden era como la suya, ¿Cómo no sentiría la irá al enterarse de su muerte? ¿Cómo puede dudar de su buena fe, todos esos años no significaron nada para él? ¿Por qué es la única que sufre tanto por ello?

Vals del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora