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El sol resplandeció como cualquier otro día admirando sus dedos morenos sucios por la tierra de la celda, con la mirada apagada y los parpados rojos de tanto llorar, débil notoriamente como si hubiera pasado una larga noche, bostezando con sumo sueño, sin embargo es imposible volver a dormir al despertar, su muerte le espera ese mismo día.

Extrañamente no recuerda lo que sucedió en toda la noche.

Es como si hubiera dormido que nunca lo había hecho, con tanta paz y tranquilidad.

-Levántese.-Se sobresalta al oír una voz, al parecer de una sirvienta.-Hoy la emperatriz acato que el examen se haga a la primera hora de la mañana, para sentenciarla lo más pronto posible.

Tragando duramente Hazel.

De pronto admira unos trapos sucios que tira la sirvienta dentro de la celda, la tela vieja, sucia y desgastada, recordando de pronto las ropas que vio cuando llegó por primera vez en este mundo, de sus vecinos y familia, el mismo color, la misma tela...contrayendo su rostro de tristeza.

-¿Por qué esto?-No puede creer que la similitud sea tanta, es más en sus recuerdos de Hazel tiene bien presente que siempre se vistió así, la pobreza de su pueblo siempre fue demasiada.

-Já.-Resopla la sirvienta, poniendo una expresión de asco de sólo ver a Hazel, sobresaltando Carter todo su cuerpo de su mirada discriminatoria.-Jamás las sirvientas le pudimos decir por respeto y mandato de la señorita Dixon la verdad acerca de usted, pero nos sentimos ofendidas de servir a una mujer de menos valor y estatus que el nuestro, ¡Fue una ofensa!

¿Todas, hasta Natalia? La había olvidado por completo, luego de cambiar de dormitorio por su bien, ya no había consultado por la única persona que la trato de la mejor manera sin hipocresía.

-¿La señorita Natalia se encuentra bien?

Frunce el ceño la sirvienta en extrañez.

-Claro, la convocatoria será pronto.

-Gracias...por favor dígale que no se preocupe por mí,-Aprieta con esfuerzo las ropas desgastadas contra su pecho extrañamente tranquila, como si aceptará el hecho que morirá ese día.-que estaré en un mejor lugar.

-Usted me da escalofríos.-Se da vuelta dejándola sola.

De cualquier forma si muere regresará a su mundo, quién morirá será Hazel, al  menos ya se libro de su padre y de la justicia, no necesita de nadie, de nadie que la ame o la busque o por demás personas, esta cansada de luchar y que nada le salga como quiere, a veces simplemente es mejor tirar la toalla.

Se pone sus ropas sin prejuicios, aunque sinceramente es la primera vez que usa algo así, al menos las ropas estaban mejor a comparación de esas, arreglando mientras puede su cabello y de pronto al pasar los pocos minutos le abren la celda. Poniendo una clase de esposas en sus manos y guiarla al salón donde se hará el ante penúltimo examen, llamando sin querer la atención de todas las mujeres presentes.

-Sólo mírala, como debe de estar vestida, como una asquerosa traicionera inmigrante de rasgos de fenómenos.-Insulta una de las mujeres del salón y Carter gira su rostro en rabia para encararla, levantando ambas manos con esfuerzo y sacar el dedo de en medio en su rostro. Alzando una ceja la mujer confusa.-¿Qué me quiere decir con eso?

Olvidando Carter que ese insulto todavía no existe ahí.

-Que se joda, piérdase perra del diablo.

Abriendo la mujer su boca completamente ofendida, tomando de las manos de su compañera perpleja por el insulto, que para Hazel es poco comparado con lo que le decían en su mundo.

-Que boca más vulgar, típico de gente de su clase.-Murmura otra mujer presente del lugar. ¿Cuántas hay hoy, no se supone que solo las finalistas? No comprende Carter, pero tampoco se quiere matar cuestionando eso.

-De mi boca saldrán groserías, más procuro que salgan más cosas de las que entran, me temo que es algo que usted entenderá por completo.-Tornándose rojo el rostro de la dama por completo al dar la vuelta y salir disparada del salón, dejando todo el público boquiabierto, murmurando cosas entre sí de lo que acaba de suceder.

-El examen dará comienzo ya.-Interrumpe el concejal entrando con los papeles, tomando asiento Carter entre las tres bancas de las finalistas, mirándose tal como una pueblerina inmigrante pobre con sus ropas pero no se avergüenza, extrañamente le da lo mismo si ellas se ponen trapos de telas mejores que la suya, es más se siente capaz de cualquier cosa, ¡Es su último día de vida!

Una dama se sienta en medio que desconoce su identificación y Heather Dixon al otro extremo siempre con su actitud recatada y formal, luciendo un vestido negro en su totalidad, extrañando Carter por completo ese color, ella no suele utilizar ese color, hasta su rostro se encuentra levemente cubierto por su cabello.

¿Triste...?

El concejal entrega los papeles a cada dama para que respondan a ellos, tomando Carter del suyo y darle una media leída, mientras admira a sus compañeras leer de ellos con cuidado para responder bien, apenas mira el nombre de la prueba y se posa sobre sus pies de golpe.

Llamando la atención de todos.

Alzando la hoja a su altura y romper de ella a la mitad, llevándose miradas completamente impactadas.

-¡Hazel Foster!-Riñe el concejal por su comportamiento inadecuado.

-No me llame por ese nombre, hoy todos sabrán que soy Carter, Carter Stone y que desde un principio no estuve de acuerdo con esta competencia estúpida.-Tira de las hojas a un lado, caminando alrededor de la silla con libertad.-Si su majestad Jaden Beckham no ha madurado por su comportamiento de crío, una mujer jamás le hará cambiar su carácter.

-¡Tome asiento y cierre su boca, esta insultando a su majestad!-Insiste el concejal sudando frío.

-No me importa lo que diga hoy, es mi último día, ni día, horas para vivir, así que mujeres que participaron, jamás piensen que necesitan un hombre para vivir. Son autosuficientes con ustedes mismas, pero me vi obligada a seguir el ritmo de esto porque mi muerte ya estaba predicha por la emperatriz, ella siempre deseo mi muerte desde el principio simplemente me aferre a la idea de la esperanza, por eso mismo intente escapar del castillo.

Nunca se había sentido tan libre de decir esas palabras.

Aunque claro las expresiones de las personas decían todo lo contrario a lo que esperaba recibir, no le creían en lo absoluto, era su palabra en contra de la emperatriz, pero de algún modo realmente necesitaba liberar esa ola de emociones y secretos que la estaban matando.

-¡Qué insultos y blasfemarías, su majestad el príncipe y ahora la emperatriz! ¿Ahora quién sigue?

-Usted concejal.-Abre él sus parpados en sobresalto tras su respuesta rotunda.-Ahora se le cumplirá el deseo de que moriré, pero tenga por seguro que después de la muerte lo seguiré sin cansancio.

Palideciendo por completo.

Sonriendo Carter tras decir esas palabras, por fin hoy, hoy se librará de seguir viendo a estas personas que de seguro anhelaban su muerte, su desaparición.

Vals del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora