-¿Qué dice aquí?
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Es lo primero que menciona al ver el tipo de idioma, con dibujos y contexto muy ajeno a su entendimiento, moviendo de los diferentes papeles sin tener idea de lo que dicen. Recordando de pronto que ese no es su mundo y tiene suerte de hablar el mismo idioma, aunque ella entienda lo que dice, jamás se sintió diferente.
¿Hazel jamás aprendió a leer, ni escribir? ¿O es acaso mi alma es la que no encaja aquí?
Carter no entiende absolutamente nada, no entiende ni una letra de lo que esta escrito, siendo libros, bastantes papeles, que sería imposible de llevar todos sin llamar la atención.
-¡Maldita sea Carter!-Golpea la mesa pequeña de centro, con furor.-¿Dónde esta Hazel cuándo la necesito?
No tiene otra opción y tampoco se arriesgará a llevar el equivocado, a su suerte, mira una bolsa de tela en una esquina, decide tomar de ella y llenarla con todo lo que observa, metiendo a la fuerza los libros, las hojas sueltas y lo esconde bajo su gran falda de sirvienta, amarrando de este a su cintura, pero pesa demasiado, duda correr con él sin que se salga todo.
Camina directo a la puerta de salida, que la traslada fácilmente a la entrada del castillo, muy lejos de donde se encuentran los aristócratas. Llevándose unos minutos, logra robar los documentos sin llamar la atención y llegar sana a las recamaras, dejando el uniforme en su lugar y donde escondió su ropa volvérsela a poner.
Cargando de esa gran bolsa en sus manos decide llevarla a su recamara.
No soporta la ganas de encontrar su salida, su seguro, la forma de escapar y solucionar este sueño de una vez por todas.
Saca de todos los papeles sobre su mesa e intenta tomar de uno, fijando su mirada en la letra que por más que admire, no comprende nada, absolutamente nada, quizás ya haya mandado aquel sujeto a registrar todas las recamaras del palacio o este tildada de infiltrada traicionera del país.
Quizás sus minutos estén contados, que por poco haya muerto sin posibilidad de escapar, ¿Debería hacerlo ahora que tiene oportunidad? La ansiedad recorre todas sus extremidades ante la idea y la impotencia de no poder leer lo que esta escrito.
¿Qué hará, qué decisión es la más sabia? ¿Escapar, huir justo ahora?
Palpitando su pecho con mayor fervor y su frente comenzar a pesar de manera súbita, faltando el aliento en sus pulmones, aspirando la mayor cantidad de aire que no logra obtener, agudizando sus rodillas en el intento de ponerse sobre sus pies, cayendo abruptamente en el suelo.
Imposible.
Toma de sus papeles como puede y los esconde entre el colchón, a duras penas.
Entrando justo a tiempo la sirvienta y la encuentra tirada, corriendo a ella muy preocupada.
-¡¿Señorita?!-Exclama alterada al admirar que esta muy pálida y sus ojos casi caer ante el cansancio.
Al parecer no esta cumpliendo su objetivo, sino arriesgando más su vida de manera estúpida, quizás Hazel este cansada de tantas vueltas, la vida de su pueblo corre un gran riesgo, más las sorpresas ingratas no paran de llover, ¿No sabe leer o sus memorias no la dejan entender?
-¡Ayuda!-Exclama la sirvienta entre los corredores y logra tomar a un joven, que no duda en levantar a la concubina Hazel, cargando de ella tanto como puede mientras corre al salón médico, mientras Carter ve como todo pasa rápidamente, sintiendo un corazón de pronto tener un ritmo mucho más lento, tan despacio que sus fuerzas en sus manos se paraliza.
Cayendo de estos en el viento.
-¡Señorita Foster!
Abre las puertas de la ala médica abruptamente de una patada, llevando entre los brazos a la señorita y la reposan en la camilla, la sirvienta no puede soportar más y estalla en llanto tras dudar de su enfermedad, el médico corre a atenderla que por suerte no ha desmayado.
-¿Qué le sucede a la señorita Foster doctor?-Pregunta la sirvienta.
El médico no tarda en sacar sus instrumentos de trabajo, haciendo un chequeo lo más rápido posible y según su experiencia, verificando que no tiene fiebre, ni alguna enfermedad fácil de detectar, quizás la causa de su cuerpo sea algo más complicado de tratar.
Verificando cualquier posibilidad de alguna enfermedad hereditaria y cuestionando de esta, a pesar que no pueda mover bien sus labios, necesita saber si ha tenido síntomas como estos antes, lo cual la sirvienta y su compañero tuvieron que abandonar el salón por cuestiones de salud de la señorita.
Descansando por fin y más relajada, le hacen una infusión de algún líquido que fortalece su sistema del cuerpo.
-¿Quién la atendió la última vez? Dice que fue la primera vez que sintió esa sensación.
Carter no logra recordar su nombre, pero sus cabellos, sus ojos y su rostro...es imposible de olvidar, por alguna razón desea verlo, aunque sea unos segundos.
Un hombre tan precioso, difícil de olvidar.
-No me dijo su nombre, pero es alto, de cabellos dorados y ojos cómo el cielo...-Parecía un ángel bajado del cielo, sabía su trabajo como no había otro médico, él mismo se encargo de ayudarla.-Su gentileza y conocimientos, me aliviaron doctor.
El médico no parecía reconocer a nadie con esas características, los únicos con ese aspecto suelen ser de la familia real, pero ninguno de ellos suelen caminar por este lado del castillo, se considera fuera de su clase, imposible que se haya topado con alguien así.
¿Conocimientos de medicina?
-Vuelvo enseguida.-Se retira el médico de pronto.
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La sola idea que los desmayos repentinos, los dolores incontrolables, el temblor y poco control de sus extremidades se este volviendo más constantes, que el sueño que parece tener; más que una pesadilla o alguna clase de maldición, se sienta tan repentinamente real, tan insoportable que le es imposible creer que sea un sueño.
-Este...-Su voz quebrada ante la aceptación, de lo ilógico.-no es un sueño.
Es tan palpable que jamás había experimentado con tanto realismo la debilidad de su cuerpo y cuándo el guardián casi la estrangulo.
De pronto sus ojos se fijan en la cuchilla que se usa para hacer cirugías apenas a centímetros de ella con diferentes herramientas de trabajo, ordenados en fila; concentra más su vista en ello y toma uno de ellos de repente admirando el filor de este.
Acerca levemente la cuchilla a su muñeca pálida y sus ojos se empañan ante la idea que realmente llegue a doler, porque si no, es un simple sueño, eso, nada más, pero las innumerables veces que ha sentido dolor le ha confirmado que si, solo, solo necesita una última prueba hecha por ella misma.
-No me va doler, no lo hará...-Murmura para sí misma, temblando sus extremidades ante la idea, intentando convencerse que es necesario hacerlo.
Cierra sus ojos aspirando todo el aire posible a sus pulmones...lista.
Abriendo de estos abruptamente y el frío metal toca su muñeca, antes de siquiera cortar, llegan recuerdos de manera abrupta ante su mente, ajenos a ella, a su vida, sino de la misma Hazel.
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Vals del Destino
FantasiCarter en un accidente creyó morir despertando en otra época monárquica, sin embargo cuando duerme regresa a su vida cotidiana, con la clave de superar los problemas de sus sueños extraños con la información que posee en su presente, con tal de deja...