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Sus piernas tiemblan sin poder creerlo y sus ojos se empañan tras las punzadas dolorosas, cayendo sobre sus piernas y abrazar el libro contra su pecho.

-Moriré a este paso, moriré.-Se murmura, sin importarle las malditas miradas, que no hacen más que juzgar, sin ayudar, por poco es golpeada en frente de todas esas personas y no optan por ayudarla, jamás, siempre debe ver por sí misma, pero la idea que su padre se cuestione dónde se puede encontrar.

Le tiene aterrada.

De pronto recuerda el tiempo, mirando su muñeca estupefacta al mirar que le falta diez minutos, poniéndose sobre sus pies al mirar las calles y tener en cuenta que se encuentra cerca de la escuela, abriendo del libro y teniendo el tiempo contado.

El corazón late sin misericordia ante la adrenalina, joder, jamás debió perder ese tiempo.

Abre la primera página y limpia la hoja llena de polvo con su palma, admirando las primeras líneas que al parecer vendrían siendo desde que nació Jaden, no, justamente quiere conocer, no, eso también le interesa, se supone que tenía una madre, quizás desde el inicio se describa.

"La familia Beckham era tan ejemplar y perfecta, envidiada por su amor, la pareja del que sería el emperador Carlos primero y su amada esposa legal, Lucia, ellos formaron al príncipe Jaden Gray quién creció con su madre hasta los siete años, sin embargo existía desde ya una amante, Lucrecia, una mujer llena de atributos, títulos y poder, tan hermosa cómo los dioses, que llamo la atención completa del heredero al trono."

"Las características físicas las acoplo de su padre, cómo sus cabellos negros y despeinados, pero sus hermosos ojos únicos y preciosos, de su madre, que cada vez que se miraba en el espejo la podía ver a ella, llenando todo su ser de gran rencor tras la muerte repentina de su madre."

"Cómo su padre jamás había hecho público su compromiso, quedo en el olvido, presentando a Lucrecia como su esposa, pero el divorcio era algo tan mal visto que no existía, quedando como heredero al trono a Jaden, llevándose la sorpresa que su padre le había sido infiel a su madre antes que naciera, teniendo un hermanastro bastardo Jordan."

"Decidió internarse desde pequeño a la práctica de la espada y ganarse ser el coronel para dirigir miles de ejércitos, desatando todo su talento y odio en la muerte, siendo su favorito deporte, sin importarle la maldita realeza que esta tan enferma, justamente su familia."

-Oh por dios...-Murmura Carter escuchando que de pronto se detuvo el bus, corriendo a la salida y corriendo directo a la entrada antes que cierren sin llamar la atención de las personas, porque si alguien la ve, le dirán que salga, lo cual no le conviene a ella.

Cierran la escuela justamente ella llega y saca los tubos a tiempo del agua, dando terminado su trabajo, sin embargo volver a poner todo en su lugar le tomo otras horas, quedando limpiar los pisos y las duchas, su cuerpo muy adolorido por la fuerte tarea que parecía jamás acabar, por fin da fin.

Cierra las puertas tras terminar y corre al cuarto donde se encuentra sus cosas, tomando de las mantas y arroparse, ansiosa, con su corazón latiendo cómo loco tras la ansiedad que le recorre el cuerpo dormir y volver a soñar con ese maravilloso mundo, gracias al cansancio logra cerrar sus ojos sin dificultad y sumergirse en la oscuridad.

Se prometió no encariñarse con tal lugar, porque no existe, pero cada vez que lee sobre ese cuente le parece más maravilloso, mágico que la idea de ser concubina no suena mal, comparado con su vida real, cualquier cosa suena mejor que tener su vida.

Abre sus ojos sonriente y se toca sus cabellos que de nuevo son largos, suspirando con gran emoción.

-De nuevo estoy aquí.-Se murmura soltando una pequeña risa y suspira con nostalgia.

Se levanta sobre sí misma y admira su pequeño cuarto blanco, con sus ropas largas y finas, de dormir, pero limpias y nuevas, tocando de ellas con gran alivio y extrañez, aspirando el aroma a limpieza y frescura, no cómo ese pequeño cuarto sucio y húmedo.

No tiene idea de la hora, pero el sol sigue escondido, sin embargo la idea de dejarse cambiar por aquella dama no le gusta del todo, de igual forma no tiene sueño y puede aprovechar su tiempo; admirar el hermoso jardín, caminar y conocer más de aquel príncipe del cual tiene le tiene chispando la mente de la curiosidad, suena  a una buena idea.

¿Él es el verdadero villano?

Admira su closet, sin embargo un bufido sale de sus labios al mirar que solamente tiene tres vestidos, todos del mismo estilo sencillo y de diferentes colores, toma el que no ha estrenado y es un verde claro, quitando sus ropas, pero antes prefiere tomarse una ducha.

Sin embargo en el pequeño cuarto no existe otra puerta que la de la salida, tomando de sus ropas y la toalla, envolviendo su cuerpo con su ropa de dormir y abrir la puerta del dormitorio, saliendo de esta y la oscuridad siga latente, en serio quisiera saber la hora.

Camina por los largos pasillos en busca de un posible lugar para bañarse, sin embargo no parece encontrarlo, pasando así los minutos tras puertas sin nombre aparente, no, no puede esperar a que todos despierten y la vean en esas ropas, se burlarán peor de ella, seguramente la hija de Duque tendrá su propio baño.

Camina directamente a la salida y recuerda que cuando entro por primera vez, vio un río lejos de la entrada, seguramente nadie a esas horas se bañaría, excepto ella, toma con fuerza sus ropas y decide caminar a esa dirección, sin importarle el latente frío que pasa por debajo de sus ropas y sus diente chocan entre sí, no se rinde hasta llegar a su objetivo.

El aire mueve con furor los árboles y el río al llegar admira lo tranquilo que se encuentra, mirando a todos lados que no se encuentre nadie, deja sus ropas a un lado del río, quitando de las suyas hasta quedar completamente desnuda y camina a la orilla, metiendo levemente sus pies al fondo y el frío quitar todo sueño encima suyo, despertándola hasta la médula.

-Ah...esta tan fría.

Sumerge sus dedos y hunde todo su cuerpo, mojando por completo sus cabellos castaños.

-¡Ah!-Sacando su cabeza sorprendida por el frío de las aguas.

Pegándose su cabello a sus caderas anchas y a sus senos pequeños, sonriendo a lo bajo tras mirar que si, en sus sueños es delgada cómo hermosa, tocando de su abdomen plano. Realmente Hazel si se alimentaba bien o quizás ni comía...pero su figura esta preciosa, realmente hermosa que por poco le dan ganas de llorar a Carter.

Agradeciendo a Hazel.

Sin imaginarse que una persona más tenía planeado bañarse en el río.

Vals del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora