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-Tiene razón policía...-Medita ella con la mirada gacha, viendo el único pase a su escape, quién sea esos sueños, pesadillas o un loco la espere al dormir para matarla, justo ahora desea con furor escapar de ambos mundos.

Porque por primera vez no mira solución en la vida real.

No existe el lado positivo de estas desgracias, porque por más que busque, todo parece estar lleno de paredes sin ventanas, ni puertas, encerrada contra la espada y muchas paredes.

-Seré honesta por primera en mi vida y si usted decide creerme o no, no es mi problema.-Aprieta el libro entre sus dedos y su mirada se borra todo brillo por completo, sus sueños, la idea de independizarse e ir a una buena universidad se va borrando de su mente, lo que sea que la aferra a este mundo ya no tiene sentido.

Al despertar sola en aquel hospital sin nadie a su alrededor después de estar inconsciente por horas le hizo darse cuenta que nadie se preocupa por ella, que no tiene porque seguir de pie ante un mundo tan cruel y si fuese el caso que le quito su lugar a Hazel en esos sueños, fue lo más maravilloso que le pudo ocurrir en la vida.

Porque tiene una familia, tiene personas que la admiran y la quieren.

Por primera vez en su vida siente que tiene un propósito, un deber antes de morir, que es salvar a las personas que aprecian el cuerpo de Hazel, que la tratan como su propia hija y familia, ya no siendo egoísta y sólo velar por sí misma, porque es cansado, muy cansado y desgastante la soledad que llega al punto de ser asfixiante. 

-No puede llamar a mi padre, si estoy por las calles robando comida en vez de dinero y faltando a mis clases es porque no tengo alimentos en mi casa, porque la necesidad de tener algo en mi estomago es mayor que quedarme sentada en la escuela.-Cada palabra, cada sílaba que pronuncia es dolorosa, humillante, pero no soporta más la desesperación.-¿Cómo pondría en riesgo mi futuro por un pedazo de comida?

De pronto la mirada de Carter se nubla, temblando sus manos por completo y morder su labio intentando reprimir las fuertes ganas de reventar en sollozos.

Los comerciantes se miran entre ellos confundidos y sus corazones se ablandan tras esas duras palabras de una joven como ella, al estar por las calles robando comida, uno levantándose de su asiento y llamando la atención del policía, quién alza una ceja por su movimiento.

-Retiro los cargos de la señorita.-El otro se levanta asintiendo a la decisión de su compañero, lo cual es claro que tiene uniforme de la escuela y tiene las rodillas lastimadas, levantando la preocupación del comerciante, quién se inclina y Carter retrocede con temor.-Se encuentra lastimada, necesita atención de inmediato antes que se convierta en infección.

-¿Están seguros, no prefieren esperar a su padre?-Pregunta el policía.

-¿Seguros?-Repite el comerciante incrédulo.-Conozco verdaderos gansters de mi zona, con pistola, robando dinero y cosas de valor, si esta joven con su falsificación quiso buscar trabajo fue porque no tiene para comer y recurrir a robar de último comida dice mucho de su honestidad.

Abrió los parpados Carter tan grande ante las palabras de los comerciantes, elevando la mirada cristalizada y apretar tanto sus nudillos que se tornan rojos.

-Muchas gracias...-Murmura Carter, cerrando sus ojos fuertemente y derramar las lágrimas, sintiendo la calidez de estás al descender por sus mejillas y como se aprieta su garganta con cada palabra que suelta, siendo la primera vez que la ayudan.-En serio, muchas gracias.

Lo cual el comerciante ante sus delicadas palabras duda mucho si ella puede permanecer bien en esa estación, el policía parece seguir desconfiando de ella y tiene otros cargos, de lo cual aún quitando los suyos sabe bien que ella no podrá salir, pero aún así ella le agradece.

-¿Cuál es el valor para retirar los otros cargos?-Pregunta el comerciante, sentándose a un lado de ella en frente del policía.

Lo cual Carter abre los parpados con gran asombro.

-¿Disculpe? Pero eso es algo que se debe discutir con el adulto responsable de la menor de edad.

-Me importa un carajo el adulto, ¿acaso no escucha? Si ella prefiere arriesgar su vida para robar un poco de comida que pedírselo a su propio padre, eso da mucho que decir.-No comprende Carter porque la ayuda tanto, apenas se conocieron y de la peor manera, no tiene sentido sus palabras, pero prefiere quedarse callada.

Quizás, solo quizás de esa forma podrá no enfrentarse a su padre.

-La ley establece reglas, normas y yo no soy nadie para romperlas, nada me comprueba que la relación entre padre e hija sean nefastas como para creer en su testimonio.

Lo cuál suspira el comerciante con desespero, viéndose sin posibilidades de ayudarla, notando ella la vejez en sus arrugas, su piel quemada por el sol y sus canas, revueltas con cabellos negros y sus ropas viejas, no tan desgastadas como la vida de Hazel con su familia.

Armándose de valor para ponerse sobre sus pies y mover sus labios.

-Si tengo pruebas.

-¿Cuáles?-Cuestiona el policía.

Lo cuál Hazel levanta el suéter de su cuerpo levemente con cierta duda, pero termina enseñando la piel hasta sus costillas y los tres hombres abren sus parpados con impacto, perdiendo el policía el aliento y los demás quedar en rotundo silencio, bajando Carter sus ropas sin ánimos de ver sus mismos moretones y marcas horribles de su piel, cerrando sus parpados con gran pesar.

No puedo más con esto.

-No hace falta que el buen hombre pague por mis errores, sólo por favor déjeme ir, hagamos como esto nunca paso, pero no me permita regresar con ese hombre que se hace llamar padre.-Es claro el desespero en su voz, tiene miedo, terror.

Lo cual el policía traga duro y asiente suspirando, no puede dejar eso desapercibido, sin embargo la situación de ella es muy complicada y ahora puede creer con certeza que no esta mintiendo.

-Acepto con una condición.-Dice el policía.

Lo cuál asiente Carter.

-Usted comerciante le ofrezca un trabajo a la señorita.

Abriendo Carter los parpados con asombro.



Vals del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora