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-¿Huir, puedo hacer eso?-Gira a ver a sus hermanas en busca de una respuesta con desespero, por alguna razón eso pudo tranquilizarla por segundos, pero no por tanto; porque sabe bien que la emperatriz siempre les ha odiado. Quizás esta tramando algo más, no puede tomar una decisión muy apresurada.

Se conoce por ser cruel y despiadada, tiene un temor terrible de solo imaginarse estar cerca de ella.

-Madre, tienes que decirle toda la verdad, es injusto que la engañes.-Escupe una de sus hermanas en rabia acumulada, otra la jala intentando callarla, con la mirada preocupada.

-¿Qué verdad, qué esta sucediendo?

-Hija, si esto sale de aquí, podrías perder la vida antes de siquiera irte.-Cierra la madre fuertemente su parpados como si esas palabras la sintiera.-Prefiero que ignores lo que esta pasando, que huyas tanto como puedas y jamás regreses.

¿Huir de nuevo, como sus antepasados? ¿acaso todo se resuelve huyendo? No sabe por qué pero la palabra huir le da rabia, la pone de muy mal humor y todo a causa de las guerras, del odio irracional de la emperatriz con su pueblo inmigrante, que no ha hecho más que intentar sobrevivir.

Recuerda de pronto las palabras de Cedric.

¿Por qué prefiere regresar a su país en medio de una guerra qué permanecer aquí en paz?

Por alguna razón presiente algo negativo que ignora, que va más haya de lo que el pueblo cree y quizás Cedric sepa, que es más preferible regresar a su país que quedarse aquí, tan malo como para que su madre prefiera la ignorancia de su hija, sospechando que de todo esto tenga que ver la emperatriz.

-No huiré madre,-Toma de las manos a su madre y la observa a los ojos.-no sin que sepa las consecuencias, dañarlos a ustedes es como dañarme a mí, si la emperatriz puso énfasis en mí a de ser terrible si me niego.

Hazel no es estúpida, tuvo que cuidar de sus hermanas y ellas de Hazel, esas personas de blanco siempre quieren aprovecharse de cualquier mínima oportunidad, para abusar o asesinar, un paso en falso podría ser la peor decisión, no solo para ella, sino para toda su familia.

-¡No puedes huir!

-¡Ginger!-Arremata su madre tras el grito de la hermana que sigue insistente con la verdad, el terror en sus iris, en su rostro pálido lo dice todo.

-¡Matarán a todo el pueblo si te niegas!-Tapa la boca de Ginger y todos observan a Hazel, que a pesar de estar en esas cuatro paredes de su casa, el grito pudo ir más haya y el temor irradia en todos sus rostros, sin esperar la reacción de Hazel perder el aliento ida completamente.

 Pesando de pronto todo su cuerpo tras el impacto y sentir que le falta aire en sus pulmones. 

-Hazel no puedes cargar con tanta responsabilidad, miraremos qué hacer, pero huye, podremos vivir sin ti amor, no puedes quedarte,-Toma de los hombros a Hazel y derrama más lagrimas, sollozando y Hazel no puede con más, se siente a desmayar, por la desgracia, por la desdicha de su suerte, ahora más que nunca no puede abandonarlos y es lo que más duele.-¡Hija, reacciona!

¿Por qué, por qué matarían a todo su pueblo, qué sentido tiene eso para ella?

La primer palabra que recorre su mente es Cedric.

Se pone sobre sus pies e intenta no llorar más, enfriando su mente ante la desgracia.

-Debo buscar a Cedric madre, no tardaré.-La madre toma de los hombros a Hazel y su mirada se torna más triste, confundiendo de repente a Hazel.

-Él ya tomo su decisión hija.

¿Qué?

-¿De qué hablas madre?

-Se casará con la hija de Lee.-Las emociones no podrían revolverse más dentro de Hazel ante la noticia y la rabia, no puede soportarlo más, se gira con odio y baja la mirada, sin saber qué hacer o reaccionar, son tantas noticias y desgracias que es imposible aceptar todas de una.

Logra mover sus piernas y no quiere soltar una palabra más, necesita estar sola por unos segundos, moviendo sus piernas de manera rápida y correr a casa de Cedric, no, ¡No puede ser verdad! ¿Cómo de pronto están pasando todas estas cosas y ayer todo era normal?

Debe estar soñando, si, un sueño más.

Toca la puerta de la casa de Cedric y a los segundos abre. Admirando su alto cuerpo fornido, sus cabellos desordenados y su mirada oscura, junto a sus labios rellenos. Le encanta verle, le encanta admirar la belleza y en el hombre que se ha convertido, pero este aprieta la mandíbula al verle siendo una sorpresa no tan grata.

-¿Qué haces aquí Foster?

Ya no la llama por su nombre...

-Dime la verdad, ¿Por qué la emperatriz me quiere a mí y no a cualquier otra, por qué tuvo que especificar hasta el nombre?-Quería sacar el tema de su boda, pero se siente tan derrumbada por dentro que es incapaz de soltar el tema sin destruirse a sí misma en el intento, antes de Cedric esta su familia y quiere conocer la verdadera razón.

-¿No te lo ha dicho tu madre?

Es obvia la razón por la que llego a su casa, pero para Cedric imagino que era por causa de su compromiso.

-No te lo diré.-Se gira, sacando de pronto su camisa de sus hombros de un sólo movimiento, admirando su ancha y bien trabajada espalda bronceada, tentando sus dedos de tocar su piel, de extrañar su piel con la suya.-Ahora vete.

No, no puede irse sin sacar ese tema.

-¿Y de tu compromiso repentino?

Detiene sus acciones de pronto, girando su mirada hacia Hazel, quien traga duro al mirar su abdomen, acercando su cuerpo peligrosamente a ella.

-¿Ahora eso te importa? Ya terminamos.-Hazel tensa sus manos y muerde su labio en rabia.

-Sólo me amas a mí, que la emperatriz me quiera llevar va en contra de mi voluntad.

Cedric admira con sospecha a Hazel, esquivando su mirada al ladear la cabeza.

-Y si la situación fuese que nunca te he amado.

-¿Qué?

-Lo que escuchas Hazel, tantos años sin compromiso llegan a aburrir.

Hazel abre sus parpados tan grande que la rabia acalora su rostro por completo.

-¿Qué, qué has dicho Cedric?-La voz de Hazel se torna cada vez más inaudible.

-La hija del señor Lee es más recatada, jamás entregaría su virginidad tan fácilmente com-Le calla de una cachetada que gira su rostro por completo, admirando de su palma temblante y luego a él que enarca una ceja indignado, mientras su corazón late a un ritmo no sano, girando sus talones y abandonar esa casa; de manera despavorida, destrozada y...humillada.

Vals del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora