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— ¿Cosas allá? — Le pregunté, a lo que asintió, las puertas se abrieron y empezamos a caminar, era un pequeño espacio de habitaciones allí, algo así como un pequeño pero lujoso hotel, ni yo lo conocía.

Paramos en la primera habitación, quiso soltar mi mano, pero no lo dejé, a lo que me miró, con una mirada muy de entender mi pánico.

Entramos ambos, estando en la cama un montón de bolsas.

Lo miré, algo extrañada. El igual. —Yo… — Empezó a pensar. —Mi maleta… — volvió a pensar.

—Puff— Hizo un gesto con la mano y entendí que había desaparecido.

— ¿Incheon? — Pregunté, por el aeropuerto. Se notaba tanto en el rostro como idioma que no era asiático. Asintió. —Hoy mismo— Explicó, con el mismo gesto de desaparición.

Había llegado ese mismo día.

Hizo un gesto de dormir y luego el «puff» y más o menos entendía que le pasó igual que a mí.

Me señalé y luego a él dándole razón, un momento de confirmarnos y entendimos que nos pasó igual a ambos.

Entre ambos tomamos sus bolsas y bajamos al estacionamiento, parando en ese momento.

Sacó su celular y empezó a escribir algo.

— ¿Hay un concesionario cerca de la entrada no? — Preguntó con ese coreano básico, me hacía recordar tanto mis tiempos, y los de Tzuyu, y las otras chicas y extranjeras.

Asentí, había uno de Audi realmente.

Nos subimos a su auto, luego de acomodar las bolsas, y salimos, rodeando el edificio, luego llegando a ese concesionario.

Entramos por la entrada principal, siendo otra y no conectada con el edificio como tal.

—Ese— Señaló una camioneta. Le señalé su teléfono, me lo pasó siguiente a eso.

— ¿Estás seguro de tomarlo? ¿Y si mañana todos vuelven? — Pregunté.

El escribió, lo leyó y luego empezó a responder. —Lo devolveré si eso pasa, necesito algo más grande— Explicó.

No es que lo tomase por ladrón, pero quizá era entendible, era un turista y no había nadie más que yo en la ciudad.

Cómo obviamente no nos íbamos a llevar el de la nuestra, que tampoco tenía mucha gasolina, fuimos por el almacén y allí estaba el de prueba de conducción, las llaves dentro incluso, abrimos la puerta grande y salimos en él.

Audi Q7 de ese mismo año o algo así, por dentro era demasiado cómodo.

—Desde hace cuánto… — Pregunté, terminando con el gesto de conducir que el hizo. Me dió una pequeña mirada rápida y respondió luego. —Hoy— Sin más. Me quedé viéndolo, no parecía ser su primer día.

—Necesito ayuda— Dijo, parando al lado de su otro auto. Lo miré, explicó y ambos pasamos las bolsas a la camioneta, aún seguía lloviendo, así que nos mojamos un poco.

Una vez terminamos, señaló la pantalla con el mapa.

Nubes - Sana & Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora