Un suave rayo colándose por el ventanal empezaba a molestarme, tanto físicamente, como en mis sueños.
Intenté darme la vuelta, pero solo conseguía incomodarme. Opté por levantarme y simplemente tapar la luz.
Pero recordé una vez estaba frentes ella con un ojo cerrado que no podía, realmente estaba pensando en mudarme al cuarto de Momo y Jeongyeon, podía tapar las ventanas muy fácil.
Allí aún parada, empecé a oler algo muy delicioso. Fuí siguiendo el rastro del olor, que era tal cual pudiera tenerlo en mi lengua.
Sin darme cuenta, estaba ya en la cocina. — ¿Qué estas cocinando, TN? — Pregunté, sin poder divisar aquello. —Es solo pan con queso tostado con mantequilla— Volteó un momento a mirarme y siguió con ello.
—La mantequilla caliente siempre huele tan bien— Opinó, tomando un plato y poniéndomelo en las manos. —Espero que lo disfrute mucho, señorita Sana— Dijo, haciendo una pequeña reverencia poco sería.
Cuando apenas me senté en la barra de la cocina, llegó con un vaso de jugo de naranja. —Había olvidado su bebida, señorita— Rápidamente regresó a la cocina y en menos de un minuto, ya estaba comiendo a mi lado.
— ¿Cuánto ha pasado ya? — Pregunté, sin siquiera recordarlo ya. —Un mes y un par de días ya— Respondió, mordiendo su pan.
—Me sorprende lo fluido que eres ahora, yo tardé más de un año— Opiné. —No hay mucho que pueda hacer ahora, estamos solos y aburridos— Me miró de reojo y siguió.
Si no estaba hablando, jugando conmigo, o buscando cosas, se la pasaba leyendo, libros del idioma, así que no era tan raro realmente.
—Deberías ayudarme a mudarnos al cuarto grande— Dije, cansada de la luz imposible de tapar. —Quería decirte eso, me gusta más esa cama, siempre que duermo menos que tú, despierto contigo encima de mi y babeando— Me señaló con su tenedor, qué era el que usó para voltear los panes.
— ¡Ey! — Exclamé. —Yo no babeo— lo señale. —Tienes suerte que lavé mi cuello al levantarme, si no te lo habría mostrado, ni la vez que más me besaron allí me lo dejaron tan húmedo— Protestó. — ¡Mentiras! — Peleé. —No quieres seguir durmiendo conmigo, solo dilo— Me acerqué más a él.
—Te equivocas— Tomó mi mentón, haciendo que lo viera de más cerca, a quizá cinco centímetros. —Amo dormir contigo Sana— Aclaró. —Pero incluso roncas por el poco espacio de nuestra cama— Me soltó y como si nada, regresó a comer.
—Podríamos traer un colchón muy caro y suave— Sugirió con algo de comida aún en su boca.
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Nubes - Sana & Tú.
Fanfiction¿Alguna vez te has puesto a pensar en cómo serian las cosas si solo estuvieras con la persona que más quieres en el mundo? En el sentido literal de la palabra, este es el cuento que terminó siendo una espeluznante realidad.