—No entiendo bien qué hace un rifle alemán de la segunda guerra mundial aquí en este año— Pronuncié una vez dejé caer todas las armas. — ¿Tan viejo es? — Preguntó Sana. Asentí. —Probablemente sea de fabricación nueva, pero modelo antiguo— Expliqué.
Saqué mi celular, buscando el calibre exacto, ya que si metía uno parecido, probablemente me explotaría en la cara, y no era intención de dejar a Sana aún más sola.
— ¿Estás seguro de que sabes usar armas? — Preguntó ella una vez en la pantalla salió una foto de la bala. Oculté rápidamente mi teléfono. —Muy seguro— Le dije en la cara, yendo a buscar las municiones.
Solo ese era el que me tenía curioso, sabía el de los demás exactos.
Pese a todo, Sana iba cinco pasos detrás de mí, y postrándose en la puerta mientras yo buscaba las cajas de municiones.
Una vez tomé las suficientes para matar a muchas cosas, las llevé, repartiendolas con Sana.
—Bien, te voy a enseñar cómo se disparan las pistolas— Le dije. —Pero primero ponte esto— Le pasé los auriculares supresores de sonido. —Las armas suenan tanto que sin estos te quedarías sorda en una hora— Indiqué, a lo que ella se lo puso instantáneamente.
Se los quité igual de rápido. —Aún no, primero tengo que decirte de las indicaciones de seguridad— Indiqué, riendo nerviosamente ella.
—Primero, en general— Le pasé la pistola. —Aunque el arma esté descargada y sin cargador— Moví su arma hasta llevarla a apuntar al suelo. —Tiene que apuntar al suelo siempre— Señalé seriamente.
Di un paso detrás, tomé mi pistola, viendo dónde estaba el seguro y como se sentía asegurada y sin.
—Bien, esta cosita de aquí— Señalé con la mía cerca de su rostro. —De este lado es el seguro— Lo subí, quitandolo y sonando. —Ahora no lo tiene— Dije, dejándola en la mesa.
—Ahora voy a llenar un par de cargadores con una bala cada uno por si a así— Indiqué, tomando las cajas de balas, sentándome y metiendo varias balas.
Los puse parados en la mesa. —Voy a disparar una vez, verás como tienes que disparar con seguridad y después de disparar— Señalé que se pudiera los auriculares.
Una vez ambos los teníamos, metí el cargador, quité el seguro, jalé para meter la bala en la recámara y apunté a un blanco a lo lejos.
Si bien, parecía muy seguro, ni yo había disparado un arma, pero al ser una pistola, el disparo fué sencillo y sin tanto retroceso.
Una vez quedó la recámara al aire, volví a jalar del gatillo y una vez que comprobé que no había nada más, me quité los auriculares y Sana igual.
— ¿Qué tienes que hacer después de disparar? — Pregunté a forma de examen. — ¿Volver a jalar del gatillo y luego jalar hacia atrás la pistola? — Me preguntó en respuesta.
Hice un gesto de más o menos. —Eso se hace cuando tienes más de una bala en el cargador. Procedí a explicar rápidamente como funcionaba un arma semiautomática.
—Hare el ejemplo— Metí tres balas en un cargador, nos pusimos los auriculares. Disparé una vez, paré un segundo.
Nos quitamos los auriculares. —Ahora hay otra bala lista para disparar, después de esta, subirá la próxima, y la sacará desde la recámara— Indiqué, volviendo a protegernos los oídos.
Volví a disparar, y luego jalé hacia atrás, saliendo la bala sin más. Volví a hacer los indicativos de seguridad.
— ¿Entendiste? — Pregunté. Asintió.
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Nubes - Sana & Tú.
Fanfiction¿Alguna vez te has puesto a pensar en cómo serian las cosas si solo estuvieras con la persona que más quieres en el mundo? En el sentido literal de la palabra, este es el cuento que terminó siendo una espeluznante realidad.