Nubes - Sana & Tú.

40/¿?

Si me preguntaran por mi definición del amor, probablemente lo definiría con un nombre de una persona, sabía claramente eso, además de que era con la única persona que estaba en el mundo.

Era como ver a niña en el cuerpo de una mujer, con sus claros ataques de decepción al ver que aún mi mente no podía procesar un amor.

Quizá por aquello solo podía pararme a ver las nubes, en un tonto intento de procesarlo mejor, de entender como responder a todo ese amor como ella lo estaba haciendo.

Sabía absolutamente todo sobre mi, sintiéndose aún más raro incluso.

Incluso lo hacía sentir más raro el hecho de que era el tipo de mujer que más me gustaba en el mundo, pero algunas veces esa puede ser la condena, por algo a los pecadores se les castiga con su pecado más grande.

Quizá tendría que engañarme lentamente y empezar a actuar para que un día dejara de ser una actuación y una mentira y se vuelva un sentimiento y una realidad.

Podría ser fácil, únicamente con ver feliz a Sana valía totalmente la pena.

—Ten— Algo me sacó de mi mente, siendo Sana con un café. —Debería acompañarte algún que otro día— Pasó a mirar las nubes conmigo.

—Te deja pensar mucho— Respondí. — ¿En qué estás pensando últimamente? — Cuestionó, aún viendo las nubes. —Mentiría si dijera cualquier cosa— Pasé a verla a ella. —En ti— Suspiré, volviendo a ver las nubes, pero ahora cambiando, siendo ella la que tenía su vista en mi.

—He estado pensando muchas cosas— Añadí. — ¿Antes no salía ser tan pacífico? — Pasé a verla, sin quitar su vista de mi aún. Negó. —Había una pequeña tensión siempre— Se refirió al ambiente. —Cuentame un poco de como éramos antes— Me dejé caer en el pasto, viendo más fácilmente las nubes.

—Solíamos hacer nuestras cosas favoritas… — Empezó. —Cocinabamos mucho, al fin y al cabo, todo sigue igual— Hizo lo mismo.

—Solíamos leer también, no teníamos casi que hablar, nos conocíamos tan bien qué nos complementabamos en todo— Siguió.

—Me enseñabas muchas cosas, me quitaste el miedo en muchas otras— Podía sentirse una clara añoranza al contarme las cosas que antes hacía por costumbre.

— ¿Cómo era al principio? — Pasé a mirarla nuevamente, antes de responder, hizo lo mismo, mirándome directamente.

—Tenías mucha vergüenza de todo, solía burlarme mucho de ti porque se te notaba un poco que te gustaba— Sonrió al recordar aquello.

—Tambien eras tierno cuando no podíamos hablar mucho por el idioma— Siguió riendo.

—Extraño un poco esos momentos… — Desvío un poco la mirada. —Incluso si volvieras a ser el de antes, ya no podrían volver esos momentos… — Dijo ahora más bien triste.

Me volví a sentar. —Podríamos volver a empezar— Dije viendo recto, notando como se sentó también después de eso.

— ¿Quieres salir conmigo, Minatozaki Sana? — Pedí, ahora pasando a verla.