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—Es una lástima que estemos en invierno— Suspiró luego de decir eso. —¿Querías meterte? — Pregunté, volviendo a mirar hacia adelante.

—Se ve linda, es como las de mi país— Respondió. —Añadiendole quizá cincuenta grados más de temperatura constante claro— Añadió.

— ¿Cuarenta grados como en el verano? — Pregunté sin entender tan bien. —Creo que todas las playas del mar Caribe son igual de calientes— Se puso pensativo.

—Cuando sea verano, vengamos a bañarnos, ¿Si? — Preguntó sonriendo y viéndome. —Aunque si todos vuelven no te culpo si no recuerdas quien soy— Susurró quitando la vista tan rápido que no me dió siquiera tiempo de responder a lo anterior.

— ¿En serio piensas eso? — Pregunté, sintiéndome algo ofendida. — ¿Crees que si todos vuelven te olvidaré así sin más? — Pregunté en un tono casi más elevado. —Conozco bien la vida que tenías antes— Empezó a caminar, a lo que solo me quedó seguirlo.

—A cada momento conoces a personas nuevas—Suspiró a propósito mucho, viendo la estela del evidente frío en su voz.

—Solo soy interesante porque soy el único— Paró.

Volteó, viéndome con ahora una sonrisa falsa. —Cuando todos regresen, puedes ignorarme si quieres— Con esa misma sonrisa tan falsa, dijo.

—Yo… — Intenté formular algo rápido, pero no podía. Empezaba a tener miedo, si decía algo equivocado todo se arruinaría.

En uno de esos tantísimos pestañeos de ansiedad por la situación, vi como detrás de él, quizá a diez o quince metros una silueta de uno de esos espectros negros.

Rápidamente saqué de detrás de mí la pistola con la que tanto había practicado, él en un instante se movió y yo empecé a disparar.

Noté como aunque si impactaba, era muy raro todo.

Pero para mí suerte, la cosa desapareció. Cuando bajé mi guardia, tres disparos más se escucharon, pero no fueron míos.

Miré hacia un lado y él estaba apuntando a detrás de mí. Seguí la trayectoria de su mano y su cañón, viendo que otro de esos espectros también había aparecido pero le pasó lo mismo que al mío.

Nos miramos, sabiendo que teníamos que salir de allí.

Ambos empezamos a caminar rápido, uno mirando hacia atrás y otro delante, siendo él quien lideraba a ambos.

Recargamos y aunque en todo el recorrido no hubo nada más, seguíamos nerviosos.

—Por estás cosas no me gusta salir de noche— Suspiró una vez llegamos a la casa donde nos estábamos quedando. — ¿Notaste algo extraño? — Preguntó una vez recuperó el aire.

—Solo me puse algo nerviosa… — Paré a pensar. —Luego tuve miedo… — Ambos nos miramos pareciendo que descubrieramos otro planeta. —Luego eso apareció— Dijimos al unísono.

Nubes - Sana & Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora