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—Bien, elije lo que quieras, no es como que vayas a pagarlo— Dije una vez abrí las puertas del centro comercial. — ¿Seguro? — Me preguntó tal cual una persona moral y normal haría. Asentí. — ¿Y si mañana regresan todos y ven las camaras? — Preguntó, señalándome efectivamente una.

—Me das miedo, no pensé en las cámaras nunca— Respondí, a lo que me puse en camino a buscar la sala de cámaras para borrar y parar la grabación.

—Tú ve tomando ropa, zapatos y lo que se te haga necesario, yo borro las cámaras— Me separé, siendo básicamente la primera vez que andaba por ahí tan solo.

Aunque todo se sentía igual de raro, igual de aterrador, ver un sitio preparado para el sonido, pisadas, gente, animales, y que no haya nada de eso, es aterrador para una mente.

Todo se torna peor cuando entra la pareidolia. Ver personas en maniquís, sombras, esquinas, es peor, mucho peor.

Pero al menos no andaba por ahí desarmado. Quite el seguro de mi arma en ese momento.

Por suerte encontré uno de los mapas alternos en el ascensor de carga cercano a los baños, poco a poco llegué a la zona de carga de mercancías, luego los pasillos de almacenes, hasta llegar por fin a la zona central de seguridad.

Me senté un momento, por curiosidad empecé a toquetear grabaciones antiguas, aunque por desgracia solo duraban máximo un mes guardadas, así que no pude ver el momento en el que todos desaparecieron.

Tampoco lo había pensado en aquellos primeros momentos, estaba muy ocupado pensando en Sana para aquello.

Aunque me di cuenta de una cosa… las grabaciones tenían gente, mucha, lo normal para un centro comercial de ese calibre.

Volví a revisar las fechas, confundiendome de mes, siendo del mismo mes que todos desaparecieron.

Revisé la del día que estábamos viviendo, y estaba en negro, totalmente, tanto lo grabado como lo que estaba siendo filmado.

Escuché un estruendo colosal, como si el propio cielo fuese a quebrarse.

Salí corriendo lo más rápido que puse, tomando mi arma más de cerca por si acaso.

Luego de un par de minutos, llegué a la entrada, la misma por la que pasamos, y Wendy estaba incluso en el auto igual de asustada que yo.

Entré rápido, acelerando como nunca antes. — ¡¿Qué está pasando?! — Me gritó básicamente. — ¡No lo sé! — Simplemente seguí conduciendo.

Las nubes empezaron a hacer ciertas cosas raras. Todo se nubló de pronto, estábamos bajo un mar de nubes, y visto desde el fondo solo daba más pánico.

De repente, luego de un par de minutos así, otro estruendo pasó, abriéndose una brecha en el cielo.

— ¡¿En serio qué está pasando?! — Volvió a preguntar Wendy.

A lo que ni siquiera pude responderle. Podía contra esas cosas negras, pero no contra el cielo ni las nubes.

Solo podía acelerar más y llegar con Sana.

Y eso pasó más pronto que tarde, inmediatamente paramos en la calle, ella estaba ahí, parada en el medio, viendo arriba.

Wendy abrió su puerta y prácticamente la saqué de una patada, yo iba a empezar a correr hacia Sana, pero lo que estaba pasando solo me clavó en el piso del miedo.

Esa imagen era algo que ya había visto en algún lado.
































Esto quizá sea lo más fantasioso que ponga en esta historia, de resto, cosas normales.

Y no, no es Chtulhu, pero sería algo del tipo horror cósmico.

Nubes - Sana & Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora