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—Entonces, irás a verte al médico en donde tú seguro, allí cerca de la plaza del centro, luego yendo al concierto a estar con todos esperando, ¿No? — Preguntó Felix, luego de haberle dicho eso mismo hacía un momento. —Efectivamente.  —Bien, estaremos todos reunidos esperando, me dices en qué momento vayas hacia allá, igual tenemos las entradas privilegiadas, podríamos entrar a última hora sin problema— Indicó.

—No voy a venir otra vez a aquí para volver a ir, recuerda que tenemos que ir a Corea también, todo cuenta— Regañé. —Bien, bien, solo digo, no pagamos tanto para nada tampoco— Se recostó.

Ambos salimos de mi casa, separándose nuestros caminos por un par de horas. Poco a poco iba acercándome a mí destino, estando muy lejos de mi casa, además de tener una gran pereza por sentarme quizá tres horas a esperar allí.

Una vez llegado al punto clave, me paré un segundo a atar mis agujetas, dejando de escuchar a la gente, siendo la sensación más extraña de mi corta vida. Me levanté, viendo a los alrededores, habiendo nada, ni nadie, solo las nubes en el cielo formando parchos de sombra en la tierra, me volteé, viendo a alguien a la lejanía, intentando enfocar, alguien me chocó, volteando a ver, todo regresando a la normalidad.

Sin más, volví a tomar ruta al hospital, haciendo mi fila, tres horas específicas.

—Bien, me dijeron que venías por una gran mancha que duele mucho en tu hombro— Explicó el doctor viendo mi orden de consulta. —Leí una vez que grandes lunares o manchas pueden ser cancerígenas— Me quité lo que tenía encima. —Eso es cierto— Indicó el médico. Se levantó a verme, pero ya no tenía la mancha, quedando tan atento yo, como él. — ¿No tenías una mancha grande? — Preguntó estupefacto, no te el por haber mentido en si, si no, que había hecho tres horas de cola para eso. —Se suponía… — Me volví a mirar, luego de incluso tocarlo. —Tenía incluso textura… — Dije aún sin entender.

Para no perder la cita, me sacó la sangre e hizo un par de chequeos en el área.

De allí, fuí al concierto, esperando fuera con todo el grupo de fanáticos, y Felix, él y yo estábamos aparte, ya llegamos a un nuevo nivel.

Poco a poco todos fueron entrando, sorprendiendo nosotros a los guardas ya que nuestros tiquetes efectivamente nos dejaban entrar hacia una hora y sin tanta espera.

Una vez dentro, solo podíamos gozar del espectáculo, además desde muy cerca, demasiado, parecíamos niños pequeños en navidad.

Luego del primer bloque, llegando a la primera pausa, una vez más, por segunda vez el mismo día, todo desaparecieron, escuchandose un silencio puntual y frío.

Volteé, viendo a mí alrededor, estando solo ahí, miré a la tarima, viendo a Sana, únicamente, ella viéndome a mi además. Empezó a acercarse pero alguien me tocó del hombro, siendo Felix. —Dame un poco de agua— Me señaló mi botella.

Luego de darme cuenta, Jihyo le estaba hablando a Sana.

Nubes - Sana & Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora