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Por primera vez desde hacía un tiempo podía despreocuparme, todo había acabado, estaba allí, ambos lo estábamos.
Eso desembocó en que la presentación fuera aún mejor, además fué una buena forma de abrir, de haber hecho todas como antes, me habría dado algo.

Sin más, todo el concierto siguió, aunque mi vista empezaba a ser llamada hacia un sitio en específico de los asientos.

Una vez tuvimos libertad para movernos, inmediatamente fuí hacia esa dirección, y en un parpadeo, todos dejaron de estar, dándome un ataque de pánico y viendo hacia todas las direcciones.

Sentí una mirada en mi, siendo esa misma persona, ambos nos quedamos estáticos viéndonos. Pese a todo, saqué una valentía que nunca, o al menos eso había pensado, tenía, caminando en su dirección, obviando todo el miedo que podía tener.

Empecé a bajar las escaleras, estando más y más cerca.

—Por fin nos vemos… — Susurré, entendiendome al instante. Miró su hombro. — ¿Eres tú? — Preguntó. A lo que asentí.

Me puse a su altura. — ¿Volvemos? — Pregunté, alzando mi mano, sin entender bien lo que estaba haciendo.

El hizo lo mismo, tocando mi mano, dando un destello de luz que nos hizo cerrar los ojos.

Al volverlos a abrir, noté como estaba apoyada en una carretera, frente a mí él, recordando por fin quién era.

Aún estando a contraluz frente a un cielo tan hermoso como abstracto y misterioso.

Se dió la vuelta. — ¿Dónde estoy? — Preguntó, en un claro coreano. Me levanté instantáneamente. —Estas aquí, en Corea, conmigo… — Quería empezar a llorar.

— ¿Tú quien eres? — Dió un paso hacia atrás. —Soy Sana… — Di un paso hacia adelante. — ¿Acaso no me recuerdas? — Una lágrima salió de mi.

El negó. — ¿Por qué estoy aquí? — Su tono cambió a uno con miedo. Sabía muy bien lo que iba a pasar, pero no sabía si íbamos a poder con todo.

Inmediatamente, cada una de las estrellas del cielo fueron apagándose. —Hemos estado juntos por meses— Dije en desespero. — ¡Yo a ti te gusto! — Seguí, pero solo hacia que me entendiera incluso menos. —Y tú a mí— Mi llanto empezó a notarse mucho.

Se volteó, viendo al ahora sol en un aparente eterno eclipse.

Poco a poco mis esperanzas se iban perdiendo, quizá todo acabaría, o volvería a perder la memoria yo y todo volvería según su rumbo anterior.

—Sana… — Escuché mi nombre de su boca. —Intentaré creerte— Dijo para voltearse.

Una repentina oleada de viento nos término por juntar a la fuerza.



































Ustedes pensaran que me metí algo para escribir esto, la verdad, este es el inicio del nuevo final y por tardarme tanto, no sabía ligar todo bien.

Nubes - Sana & Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora