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—Necesito tu ayuda para dos cosas— Solté luego de hacer la lista de pendientes. — ¿Qué son? — Respondió.

—La primera, tendrás que conducir, necesitamos una camioneta de carga para traer cosas, la segunda, traer una planta eléctrica y más gasolina— Señalé. —Ya ha pasado mes y medio y aún no se cortan ninguno de los servicios públicos, pero por si acaso— Expliqué.

— ¿Es raro eso? — Preguntó, siendo algo común esa pregunta. —Lo es, sin mantenimiento, habrían durado tres a siete días sin fallar— Aclaré.

— ¿No es raro también que los autos de la calle desaparecieran? — Apenas estábamos hablando de aquello recién.

—También lo es, tengo la teoría de que mucha si no todo lo que estuvo en contacto con los que desaparecieron, también lo hizo con ellos— Me levanté. —Por eso no hemos visto accidentes de aviones— Agregué.

Me puse un abrigo, Sana también, y salimos a cumplir esas tareas.

—Deberías de prestarme atención, así puedes seguirme luego— Indiqué, encendiendo el auto. Puse la dirección a un concesionario que había visto, y fuimos hasta allí.

Entré, con Sana a mis espaldas siempre, tomé todas las llaves y fuí probando, luego salimos de allí con la camioneta.

Nos dividimos al llegar la carretera. —Bien, solo tienes que ir lento y detrás de mí, presioné poco el acelerador— Le señalé desde la ventanilla.

Por suerte, estábamos muy cerca de la casa, pero igual era lo suficientemente lejos para no ir a pie.

Si bien no chocó como tal, se llevó por delante un par de aceras, y aceleró demasiado otro par de veces, las curvas no eran lo suyo, lo había comprobado.

Ya estando frente a la casa, frené, frenando también Sana, pero lejos, quizá por seguridad.

Me bajé, yendo hacia ella, una vez a la par, le indiqué bajar, apagué la camioneta y luego nos fuimos en el otro auto.

— ¿Las plantas de energía eléctrica no pesan mucho? — Preguntó, cosa que confirmé. —Vamos a un lugar que las tiene y también montacargas— Me miró incrédula.

Una media hora después, llegamos a un gran complejo. Bajamos, pasando por una caseta sin problemas, tomando todas las llaves y revisando almacenes.

Diez minutos después dinos con el de cosas eléctricas.

— ¿Sabes usar un montacargas? — Preguntó realmente angustiada. —Será como los autos, un día basta— Sonríe, encendiendo la máquina. —Pero por si acaso ponte lejos— Aclaré y jugué un poco.

Empecé a conducir un poco con la máquina, daba vueltas, subía y bajaba las palancas, probé los frenos y otros botones, y sin tardarme mucho, tomé una de las canas de las que vinimos a buscar.

Señalé a Sana subirse conmigo, ya que iba a llevar el montacargas por todo el complejo hasta fuera, no metimos la camioneta.

Algo que no consideré era el espacio, ella no iba a irse sostenida por un costado, se sentó en mis piernas sin mediar alguna palabra.

Como pude, apreté el acelerador y terminamos fuera, luego subí la caja, coloqué en posición la camioneta y coloqué la caja ahí.

Luego fuimos a una gasolinera y nos llevamos todo lo que pudimos en los envases de allí mismo, teniendo para muchas horas por si fallaba la electricidad.

Nubes - Sana & Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora