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—No se cómo terminé hasta con una escopeta luego de aquel disparo con el Kar— Dije una vez tiré todas las armas a los puestos de detrás. — ¿Kar? — Preguntó Sana. —El nombre del rifle viejo— Indiqué. — ¿No te faltó un rifle de francotirador? — Preguntó en risas. —Esos pesan diez kilos menos que tú, si voy a cargar tanto peso quiero que seas tú— Bromeé igual.

Encendí el autor y nos fuimos de allí con un poco más de seguridad al menos.

—Puedes practicar en la calle— Indiqué. —Pero procura avisarme, me daría un infarto si escucho un disparo fuera sin saberlo— Añadí. Ella asintió, tal parecía que le gustó disparar.

Una vez llegamos a casa, además de acomodar todas las armas en un sitio seguro, me senté en la mesa con muchísimos cargadores y cajas, cargando todos al máximo, dejándome con dolor en las manos, no lo parece, pero los cargadores suelen pesar un kilo llenos.

— ¡Sana! — Llamé a la chica que estaba medianamente lejos en el mueble. Luego de un par de segundos se sentó a mi lado viendo todo aquello.

— ¿Vamos a tener una guerra? — Preguntó de primeras. —Obvia eso— Indiqué, quitándole importancia. — ¿Qué te parece si viajamos por toda Corea? — Pregunté, siendo aburrida ya Seúl sin nadie más. Asintió. —Me gusta la idea— Sonrió. —Me siento muy segura contigo y ahora más teniendo armas— Miró la mesa. Sonreí yo igual.

Empecé a pensar. —El único problema es que tú y conoces toda Corea, y lo mismo en Japón— Expresé, sabiendo que para ella muy nuevo no sería. —Todo es nuevo ahora— Respondió.

—No hay nadie, y siempre que iba a cualquier lado aquí no podía caminar por la gente— Explicó. —Y sería una experiencia nueva contigo— Me señaló, sonriendo aún.

—Si sigues diciendo cosas así terminaré enamorandome— Me levanté, para evitar que viera mi sonrojo. Escuché como se levantó igual. Rápidamente se puso delante de mí. —¿Te parezco más linda ahora? — Preguntó, obviamente molestando.

—Si, si— Coloqué mis manos en sus hombros y quería seguir de largo para que dejara de molestar, pero ella me abrazó en vez. —Gracias por cuidarme— Susurró.

— ¿Cómo podría dejarte sin más? — Respondí aún jugando.

—Tú haces todo— Se despegó un poco, pero solo para vernos el rostro ambos. —De no ser por ti, habría muerto la primera semana— Sonrió falsamente. —Tú también aportas mucho— Me puse algo serio.

—Quizá yo te esté salvando ahora, pero tú me salvaste antes cuando todos estaban— Solté.

Nubes - Sana & Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora